IMAGENOLOGIA
MOLECULAR:
EL FUTURO
DE LA RADIOLOGIA DIAGNOSTICA
Prof. Dr. Edgardo Marecos
(h)
Importantes
avances en el área de las ciencias básicas de la década
pasada en paralelo con el constante incremento de la capacidad resolutiva
de los nuevos aparatos de diagnóstico por imágenes de las
últimas dos décadas y el desarrollo de nuevos métodos
de detección experimentales han ayudado al desarrollo de la investigación
básica en el área de la radiología.
Los estudios
diagnósticos por imágenes más tradicionales como la
ultrasonografía, tomografía computada y resonancia magnética
se basan fundamentalmente en la propiedades físicas y fisiológicas
como fuente principal de contraste para la detección y caracterización
de las enfermedades.
La imagenología
molecular está basada sobre estas y otras técnicas
imagenológicas como la medicina nuclear y la tomografía óptica
con la ayuda del desarrollo de marcadores específicos como fuente
de contraste lo que podría proveer de información tridimensional
in vivo menos invasiva y engorrosa como el clásico ex vivo análisis
histológico de tejidos. En esta primera entrega tocaremos los temas
de la utilidad de los estudios diagnósticos en la terapia genética,
en la terapia antiangiogénica, 000un nuevo método de detección
de tumores y la ablación selectiva de tumores.
Terapia
Genética
Existen
actualmente unos 250 estudios clínicos de terapia genética
en los EEUU. Algunos estudios han descripto el uso de la distribución
estereotáctica de vectores virales y los cambios anatómicos
que siguen a la modificación del material genético (1, 2).
Otros han también pregonado el uso de carriers artificales para
la distribución del material genético (3). Las técnicas
radiológicas pueden asistir en la detección de la localización
del material genético a nivel del órgano objetivo, y la determinación
de los cambios producidos in vivo a nivel celular.
La radiología
diagnóstica directa del envío de material genético
a nivel celular se halla todavía en una etapa experimental, pero
actualmente ha sido ya publicado por nuestro laboratorio, el Center for
Molecular Imaging Research del Hospital General de Massachusetts un método
para el marcado de vectores virales tales como el uso del virus del herpes
simple en nuestro caso (4) y adenovirus en otros laboratorios (1, 2). La
figura
1 (reproducida de la revista Radiology) es la primera imagen gammagráfica
obtenida in vivo de virus del herpes simple genéticamente modificado
para expresar ß-galactosidasa y marcado con Indio 111 en un modelo
experimental de rata. Estas técnicas de marcado están actualmente
siendo usadas como ayuda en la evaluación del envío de material
genético por medio de la terapia genética a organos específicos
o tumores.
Figura 1: Tomografía óptica
Imaginemos
introducir un compuesto a la corriente sanguínea que tenga
la capacidad de dirigirse específicamente a un determinado tumor.
Imaginemos también que esta mágica molécula pueda
no sólo destruir al tumor sino también volver a visitar el
lugar e informarnos de cuán eficaz ha sido su accionar. Esto que
hace unos años atrás hubiera parecido haber salido de una
película de ciencia ficción está actualmente siendo
estudiado en algunos laboratorios de los EEUU.
En recientes
estudios llevados a cabo en nuestro laboratorio (5, 6, 7), estos
compuestos denominados fluorocromos, estructuras de forma estrellada que
fluorescen cuando se contactan con enzimas que se hallan exclusivamente
en células tumorales, pueden ayudar a detectar pequeñas áreas
de tumor (menores al milímetro cúbico) desarrolladas en ratones
de laboratorio (ver Figura
2).
En el
pasado el laboratorio ha trabajado con el perfeccionamiento de la estructura
molecular central (blood polymer) que una vez introducida en la corriente
sanguínea, se localiza en el área de angiogénesis
de los tumores en crecimiento. Esta estructura consiste básicamente
en una cadena de lisinas (un aminoácido) que literalmente consitituye
el esqueleto. Sobre esta cadena se hallan de 10 a 20 péptidos implantados
en forma de tallos sobre cuyos extremos se hallan los fluorocromos. Para
su protección dentro de la corriente sanguínea el probe está
revestido por una capa de polietilelenglicol (MPEG). Normalmente
el colorante fluoresce en contacto con la luz, pero debido que estan fuertemente
comprimidos uno al otro, sólo intercambian energía entre
sí. Entonces solo cuando son clivados por enzimas tumorales
(en el interior de la célula tumoral) la energía hasta entonces
retenida es liberada en el espectro cercano al infrarrojo y detectada
por medio de aparatos especialmente diseñados. Al contrario de los
rayos x y gamma, no emiten radioactividad por lo que no existe daño
a células normales que puedan hallarse en la cercanías.
Hasta
ahora los métodos de detección tumoral basados en la detección
de proteínas, como por ejemplo el test del antígeno prostático
espécífico (PSA), han enfocado en la detección de
proteínas circulantes lo cual nos provee de información indirecta
de la existencia de células tumorales. Debido a que estas nuevas
moléculas una vez inyectadas son modificadas in situ por las enzimas
presentes dentro de las células tumorales, nos proveen no
sólo de una evidencia más directa de la formación
de un tumor, sino también de su ubicación y tamaño.
Por ejemplo, si el compuesto no es detectado o sólo es detectado
débilmente al revisitar el tumor, uno podría inferir que
las células tumorales han sido aniquiladas o al menos inactivadas.
El siguiente
paso es el de efectuar estudios preliminares de toxicidad de todo el compuesto
en su conjunto en pacientes ya diagnosticados con neoplasias, paralelamente
al perfeccionamiento de los aparatos de detección.
Seguimiento
de los tratamientos del cáncer con terapia antiangiogénica
La angiogénesis
está implicada en la patogénesis del crecimiento de los tumores
y en la formación de metastasis (13). Actualmente existe una cierta
esperanza que la inhibición de la proliferación endotelial
de los vasos sanguíneos que nutren a los tumores juegue un papel
importante en la lucha contra el cancer como lo han demostrado los recientes
estudios realizados por Judah Folkman en Boston, EEUU con la endostatina.
Otros investigadores han estado utilizando estrategias similares con otras
proteínas involucradas en el proceso como los derivados de la trombospondina
(otro inhibidor de la proliferación endotelial). En el pasado la
correlación entre el aumento de la densidad microvascular y un pobre
pronóstico de sobrevida ha sido verificada y en la actualidad,
el método más ampliamente utilizado en la evaluación
de la angiogénesis es la determinación de la densidad microvascular
intratumoral en las áreas más activas de neovascularización
de la lesión primaria. Este método aunque muy ampliamente
utilizado tiene algunas limitaciones: es invasivo y no permite una
evaluación detallada de toda la masa tumoral.
En el
pasado nuestro laboratorio ha demostrado que el volumen vascular relativo
y la permeabilidad relativa de los tumores puede ser estudiado no invasivamente
por resonancia magnética (12) mediante la administración
secuencial de dos agentes de contraste para responancia que presentan diámetros
diferentes. Primero, saturando la intensidad de señal magnética
usando una molécula paramagnética de alto peso molecular
e incapaz de atravezar el endotelio (interesantemente la misma utilizada
para el anclado de los fluorocromos mencionado más arriba). Segundo,
inyectando gadolinio quelado de bajo peso molecular permeable a través
de la barrera endotelial que se distribuye hacia el intersticio.
¿Cuál
es la utilidad de este método? La posibilidad de estudiar la habilidad
de la terapia antiangiogénica para inducir una respuesta en tumores
experimentales, la detectabilidad de los efectos de la terapia antiangiogénica
por medios no invasivos in vivo y su correlación con métodos
más tradicionales. En estudio publicado en la revista Neoplasia
(14) se detecto que estos compuestos reducen marcadamente el crecimiento
del tumor lo que resulta en una considerable diferencia entre los volúmenes
tumorales observados entre grupos tratados con estos péptidos y
los grupos control.
Papel
de la radiología en la ablación selectiva de tumores
Originalmente
desarrollados como agentes de contraste, los óxidos de hierro (MION-
monoamine iron oxide nanoparticles) están siendo estudiados también
con propósito tanto diagnóstico como terapéutico.
En el
pasado estos compuestos fueron extensamente estudiados debido a la propiedad
de los mismos de ser absorbidos a nivel de células del sistema reticuloendotelial
(8, 12) y más tarde a nivel de células tumorales en una cantidad
suficiente como para ser detectados por resonancia magnética (9,
10).
Los tumores
del sistema nervioso central representan aproximadamente un 2-5 % de todos
los tumores. Un 80% se localizan a nivel del cerebro de los cuales un 50%
son gliomas. A pesar del desarrollo de la radio- y quimioterapia el pronóstico
general es sombrío. El potencial terapéutico de estos compuestos
es bastante amplio.
La demostración
de que la modificación de estas partículas (con la introducción
de un péptido modificado derivado del virus del SIDA) confiere
a las mismas la propiedad de ser internalizadas al interior de las células
tumorales en una cantidad aproximadamente 100 veces mayor que la anteriormente
alcanzada (11) sumado a la propiedad de su núcleo central conformado
por átomos de hierro de ser irradiado por pulsos de laser llevo
a nuestro laboratorio a desarrollar estudios acerca de la posibilidad de
utilizarlos para la destrucción minimamente invasiva de tumores
en áreas delicadas del organismo en donde la resección
indiscriminada de tumores en áreas de tejido vitales como el cerebro
no es posible.
La ventaja
principal de esta selectividad en la destrucción de tejido tumoral
mediante la deposición de energía mediante pulsos de láser
radica en la habilidad de estos compuestos de seleccionar las células
tumorales (10) que se infiltran en el parénquima cerebral (responsables
de la recurrencia local del tumor) que conforma unos de los dilemas terapéuticos
más grandes en el tratamiento de los tumores cerebrales.
En la
figura
3 se puede observar la microcavitación inducida por un pulso
de láser en una célula tumoral (estudios todavía no
publicados) (un glioma murino denominado 9L) marcado con el compuesto antes,
durante e inmediatamente después de la irradiación.
La figura en questión fue obtenida en una célula de glioma
murino 9L marcada in vitro. Actualmente se están realizando estudios
de factibilidad in vivo en conjunto con el Wellman Laboratory of Photomedicine
del Massachusetts General Hospital.
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