Revista
de Posgrado de la Cátedra VIa Medicina N° 102 - Marzo/2001
Página:
17-20
TRATAMIENTO
DE LA HIPERTENSION EN EL ANCIANO
Prof. Dr. Juan F. Gómez
Rinesi
La hipertensión
es un problema común en el anciano (mayores de 60 a 65 años),
que alcanza una prevalencia de casi el 60 al 80 %.1 Los datos
del Framingham Heart Study han demostrado que la presión
sistólica aumenta y la diastólica disminuye después
de los 60 años de edad 2 y que la hipertensión
sistólica aislada responde por el 65 al 75 % de los casos de hipertensión
en los ancianos.3 Las elevaciones en las presiones sistólica
y diferencial, se deben principalmente a una disminuida adaptabilidad arterial.
Hasta no hace mucho
tiempo se consideraba que el tratamiento del anciano hipertenso debía
ser menos agresivo, fundándose en que se requeriría mayor
presión de perfusión. especialmente a nivel cerebral, en
razón de que éstos tienen mayores probabilidades de padecer
una lesión vascular subclínica. Además, el hecho de
que el aumento de presión se daba en esta etapa de la vida hacía
presuponer que se trataba de un hecho fisiológico y en respuesta
a una función barorreceptora deteriorada, lo cual aumenta por tanto,
el riesgo de una hipotensión sintomática. Sin embargo, la
incidencia de procesos cardiovasculares por año en los ancianos
hipertensos es aproximadamente el doble de la observada en pacientes jóvenes.4
Además, 5 grandes ensayos -2 en hipertensión diastólica,
2 en hipertensión sistólica aislada y 1 en la hipertensión
diastólica y sistólica aislada- han demostrado un beneficio
significativo mediante terapia antihipertensora en los ancianos.5-9
Esta mejoría
es demostrable y en algunos estudios sobre sujetos mayores de 80 años.6,7
Un ensayo realizado en Suecia, evaluó un grupo de pacientes entre
los 70 y los 84 años de edad (la media igual a 76). El registro
medio de la PA fue de 195/102, que disminuyó hasta 166/85 en el
grupo tratado, pero sólo hasta 193/95 en el grupo placebo. La terapia
consistió principalmente en tiazida en bajas dosis (25 mg de hidroclorotiazida
con un diurético ahorrador de potasio), o un betabloqueador o ambos.
Este estudio demostró que el número necesario de pacientes
a tratar por cinco años para evitar un ataque o una muerte cardiovascular,
fue de 14. Hubo además una incidencia muy baja de insuficiencia
cardíaca congestiva y de empeoramiento de la hipertensión.
Debe recordarse que en hipertensos jóvenes este número asciende
a 43, lo que indica que la relación costo beneficio de tratar la
hipertensión del anciano es altamente ventajosa con respecto a la
de tratar adultos jóvenes.
Los metaanálisis
de estos diferentes ensayos han revelado los siguientes hallazgos.10-12
En términos de beneficio relativo, los ancianos tratados tenían
el 22 % de reducción en la mortalidad cardiovascular, el 15 % de
reducción en sucesos coronarios, el 35 % de reducción en
los ataques cerebrovasculares y el 30 % de reducción en todos los
procesos cardiovasculares.10,12 En términos de beneficio
absoluto, el número aproximado de ancianos hipertensos que han debido
ser tratados durante 5 años, es:11,12
-
Entre 9 y 18 para prevenir una enfermedad
cardiovascular mayor en 1 paciente con hipertensión sistólica
o diastólica.
-
43 para prevenir un proceso cerebrovascular.
-
61 para prevenir un proceso coronario.
-
Entre 16 y 40 para prevenir una muerte cardiovascular.
Estos beneficios absolutos
son de 2 a 4 veces mayores que los observados al tratar la hipertensión
esencial en los pacientes más jóvenes que se encuentran en
un riesgo menor de enfermedades cardiovasculares durante un período
de 5 años.11,13 Aproximadamente, del 25 al 35 % de los
pacientes tratados no alcanzan la PA objetivo en los diferentes ensayos
de la hipertensión en los ancianos, sin embargo, sus resultados
fueron incluidos en el análisis. esto implicaría una subestimación
del benegficxio real de tratar. Además, los aumentos en la PA, con
frecuencia, necesitaron la aplicación de medicaciones antihipertensoras
en el grupo placebo.7
La tendencia actual
es categorizar a la hipertensión en el anciano de manera similar
a la aplicada a los adultos jóvenes, ya que las presiones sistólicas
y diastólicas son igualmente importantes.14,15
-
Presión arterial óptima: <120/80.
-
Presión arterial normal: 120-129/80-84.
-
Presión arterial alta-normal: 130-139/
/85-89.
-
Hipertensión ligera: 140-159/90-99.
-
Hipertensión moderada: 160-179/100
-109.
-
Hipertensión severa: > 180/110.
Estudios anteriores definieron
la hipertensión sistólica aislada como una presión
sistólica por encima de 160 mmHg, aunque el riesgo probado de hipertensión
sistémica indica que un valor superior a 140 mmHg es el criterio
preferido. Con estos criterios, aproximadamente el 65 % de los pacientes
mayores de 60 años son hipertensos.15 Sin embargo, la
terapia antihipertensora, sólo ha sido eficaz para las presiones
sistólicas > 160 mmHg; se aconseja tener precaución al tratar
un número considerable de pacientes con presiones sistólicas
entre 140 y 160 mmHg, que no presentan hipertensión diastólica,
por el riesgo de provocar hipotensión ortostática debido
a que la que la hipotensión postural es un problema común
en los ancianos. La presión arterial tomada de pie, debe ser utilizada
como guía para la terapia.15
Existen otros 2 problemas
que deben tomarse en cuenta en el anciano que se considera tiene hipertensión:
la posible presencia de una pseudohipertensión (lecturas falsamente
elevadas en el esfigmomanómetro) por una rigidez vascular aumentada;
y una hipertensión «de la bata blanca» (white coat
hypertension) especialmente en las mujeres de edad avanzada.14
La farmacoterapia y
la terapia no farmacológica son eficaces en el tratamiento de la
hipertensión en el anciano. La terapia no farmacológica (disminución
del peso, restricción salina, aumento del consumo de potasio,etc)
debe intentarse siempre ya que pueden disminuir la PA en forma significativa
en muchos de estos pacientes.14,16,17
La eficacia de la restricción
de sal y la reducción del peso en los ancianos hipertensos fue ilustrada
por los resultados a partir del ensayo TONE, que evaluó a 875 personas
de edad avanzada (60 a 80 años) con una PA <145/<85 bajo un
régimen de medicamentos antihipertensores, 585 eran obesos.13
La reducción en la presión arterial, comparado con un cuidado
usual fue de 2,6 mmHg de la sistólica y 1,1 mmHg de la diastólica
en el caso de la restricción de sodio, 3,2 en la sistólica
vs 0,3 en la diastólica con la pérdida de peso y 4,5 vs 2,6
con una terapia combinada. La probabilidad de permanecer libre de hipertensión,
drogas antihipertensores y procesos cardiovasculares en 30 meses, se redujo
con la restricción de sal, con la reducción de peso en los
sujetos obesos y con una combinación de restricción de sal
y reducción del peso en los sujetos obesos (44 % frente a 16 %).
Por lo tanto, existe
una clara evidencia de beneficio en el tratamiento de la hipertensión
en el anciano, por lo menos hasta los 84 años.9,10 Sin
embargo, debemos considerar 2 aspectos en el tratamiento médico
de estos pacientes: 1. ¿cuál es el objetivo de la presión
aterial? y 2. ¿qué drogas antihipertensoras deben utilizarse?
Los objetivos terapéuticos
recomendados son:6,7,14,15
-
Una presión diastólica de 85
a 90 mmHg en pacientes con hipertensión diastólica y
-
Una presión sistólica que sea
20 mmHg por debajo del nivel de base si el valor inicial estaba entre 160
y 180 mmHg; o por debajo de 160 mmHg si el valor inicial estaba por encima
de 180 mmHg.
Este grado de reducción
de la PA por lo general es bien tolerado. Se ha indicado que una disminución
en la presión diastólica por debajo de 80 a 85 mmHg pudiera
asociarse con un aumento secundario en el riesgo cardiovascular, quizás
por un deterioro en el llenado coronario durante la diástole; sin
embargo, esta hipótesis sigue sin probarse.
La mortalidad y la
morbilidad cardiovasculares están reducidas en el anciano tratado
por hipertensión sistólica aislada, a pesar de una reducción
en la presión diastólica hasta por debajo de 70 mmHg en pacientes
que a menudo comenzaron con una presión diastólica por debajo
de 80 mmHg. Otra posible preocupación, en particular en la hipertensión
sistólica aislada, ha sido que la presión diastólica
baja, después de la aplicación de un tratamiento, interfiere
con el bienestar general del paciente. Sin embargo, la hipertensión
sistólica en el Programa de Ancianos, no observó deterioro
en el estado de ánimo, función cognoscitiva o física
o la actividad en tiempo libre o de ocio en los pacientes tratados.18
En el enfoque del tratamiento
del hipertenso anciano deben ser enfatizadas algunas pautas:14,15
-
Las dosis iniciales bajas deben utilizarse
para disminuir al máximo el riesgo de efectos secundarios.
-
La reducción en la PA, debe ser gradual
para disminuir al máximo el riesgo de síntomas isquémicos,
en particular en pacientes con hipotensión postural.
-
Los estudios antes mencionados muestran el
beneficio obtenido a partir del tratamiento de la hipertensión en
el anciano, los cuales fueron realizados en pacientes relativamente adaptados.
Debemos tener una mayor precaución con la terapia de pacientes débiles
y el tratamiento debe ser detenido si la hipotensión postural constituye
un problema.11
La droga de primera línea
preferida en la mayoría de los ancianos hipertensos, es un diuréticotiazida.4,13,14
El tratamiento debe comenzar con 12,5 mg/d de hidroclorotiazida o su equivalente.
La dosis puede aumentarse según sea necesario, hasta un máximo
de 25 mg/d para disminuir el riesgo de complicaciones metabólicas
por ejemplo, hipocalemia; un diurético ahorrador de potasio, por
ejemplo amiloride o triamterano, pueden ser adicionados si aparecen calambres
o la concentración de potasio está disminuída.6-8
Una posible ventaja adicional de los diuréticos (tiazidas) en los
pacientes de edad avanzada es que tienden a reducir la excreción
urinaria de calcio, lo que da lugar a un equilibrio positivo del calcio
y posiblemente, índices disminuidos de pérdida ósea
y fractura de cadera.
El único otro
fármaco, a excepción de los diuréticos, con una reducción
demostrada de la morbilidad y la mortalidad en los pacientes de edad avanzada,
con hipertensión sistólica, es la nitrendipina, un bloqueador
del canal de calcio-dihidropiridina de acción prolongada, utilizado
en el ensayo Syst-Eur.9 14
No se ha demostrado
que los betabloqueadores solos, reduzcan la mortalidad en el anciano.8
y tampoco en el adulto joven, si bien reduce la incidencia de eventos
cardiovasculares
En las mujeres de edad
avanzada, los betabloqueadores pueden ser menos efectivos.y podrían
ser desventajosos respecto a los bloqueadores del canal de calcio o los
inhibidores ECA.21 en el mantenimiento de la calidad de vida.
Estas recomendaciones
generales deben ser adecuadas al caso particular y a los padecimientos
concomitantes.22 Como ejemplos:
-
Un diurético debe ser utilizado para
fallo cardíaco o edema.
-
Un betabloqueador debe ser utilizado en una
cardiopatía coronaria, taquiarritmias, cefaleas migrañosas
y quizás, con el carvedilo, en una insuficiencia cardíaca
congestiva.
-
Un inhibidor-ACE debe ser utilizado en el
fallo cardíaco por disfunción sistólica, una nefropatía
crónica de ligera a moderada, en particular la nefropatía
diabética o una enfermedad vascular periférica.
-
Un bloqueador del canal de calcio debe ser
utilizado en la cardiopatía coronaria, el fallo cardíaco
debido a disfunción diastólica, enfermedad vascular periférica
o el verapamilo para las taquiarritmias.
-
Un bloqueador-alfa debe ser utilizado para
el prostatismo.
El riesgo de hipotensión
ortostática y caída está presente cualquiera sea el
fármaco antihipertensor empleado
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