ENVEJECIMIENTO
CARDIOVASCULAR
Prof. Dr. Miguel H. Ramos
ALTERACIONES EN
EL ENVEJECIMIENTO
Tanto en animales como
en el ser humano las alteraciones que se presentan con el envejecimiento
son (1):
Relajación prolongada VI
En modelos animales
se ha observado que la prolongación del tiempo de relajación
diastólica del VI, estaría originada por una disminución
de la captación de calcio por el retículo sarcoplásmico
y a una entrada prolongada de este ión durante la despolarización.
La captación activa de calcio en el interior del retículo
sacoplásmico inicia la relajación, como en el miocardio envejecido
esta se halla enlentecida, la contracción miocárdica se halla
prolongada lo que disminuye la velocidad de relajación. Facilitan
esta alteración la vida sedentaria y el aumento de la rigidez vascular.
Los animales entrenados de mayor edad, mejoran la captación de calcio.
En el ser humano el
grosor de la pared y la masa del VI aumentan, en la ecografía, de
manera lineal con la edad, posiblemente porque la poscarga también
lo hace al aumentar la rigidez aórtica.
El llenado diastólico
del VI disminuye de manera lineal con la edad, tanto en reposo como durante
el ejercicio. La disminución es del 6 al 7 % por cada década
de vida.
Contribuyen a reducir
el llenado VI el aumento de la poscarga, debido al endurecimiento de las
arterias centrales con la edad, un incremento en el grosor de la pared
VI y el aumento de la rigidez de esta cavidad, así como la alteración
regional segmentaria del llenado VI.
Es importante aclarar
que si bien se modifica la función diastólica cardíaca,
la función sistólica en reposo no se modifica en los ancianos,
si durante el esfuerzo máximo. La disfunción diastólica
en los ancianos se compensa por la Ley de Frank-Starling por lo que la
función de bomba se halla normal en reposo.
Diagnóstico.
El diagnóstico de relajación prolongada del VI en el hombre
se puede realizar con estudio doppler y angiografía radioisotópica.
El patrón normal
de llenado VI por Doppler tiene un pico E con una velocidad de hasta un
metro por segundo que corresponde al llenado ventricular rápido
y un pico A que no supera un tercio del pico E y que corresponde al momento
de la contracción auricular (E>A). El envejecimiento invierte estas
velocidades dando origen al patrón de relajación prolongada
del VI en donde la onda o pico A es de mayor velocidad que la onda E (E<A).
Este patrón no se modifica en ancianos con el ejercicio físico
(2) pero en modelos animales expuestos a mayor actividad física
se comprobó que mejora la captación de calcio por el retículo
sarcoplásmico mejorando la relajación ventricular (1).
Aumento de la rigidez vascular
Tanto en modelos animales
como en el hombre el envejecimiento produce alteraciones de la composición
y distribución de la elástica y el colágeno arterial
que explican la rigidez o menor distensibilidad del sistema arterial (carga
pulsátil) y el incremento en la resistencia vascular periférica
(carga no pulsátil). Hay un aumento del grosor de la íntima
y la media de las grandes arterias con pérdida de las fibras elásticas.
La menor elasticidad
de los vasos sanguíneos aumenta la presión sistólica
y reduce la presión diastólica.
Diagnóstico.
El diagnóstico de aumento de la rigidez vascular se puede realizar
en forma incruenta estudiando la velocidad de la onda de pulso. Una de
las técnicas de medición es por Doppler, con dos transductores
uno localizado en el nacimiento de la arteria subclavia y el otro en aorta
abdominal, se divide la distancia entre ambas arterias por el tiempo que
tarda en llegar la onda de pulso desde la subclavia a la aorta. La velocidad
de la onda de pulso aumenta con la mayor rigidez vascular.
Los datos preliminares
en el Cardiovascular Health Study, revelan que la velocidad de la onda
de pulso aumentó con la edad (3). Aproximadamente el rango de velocidades
va desde los 4 a 5 m/seg. en jóvenes a los 10 m/seg. en ancianos
(6)
El incremento en la
rigidez arterial y en la poscarga con el envejecimiento puede obedecer
en parte, a los hábitos de vida más sedentarios de las personas
mayores. La velocidad en la onda de pulso es significativamente menor entre
los viejos deportistas, se asemejan a la de los ,jóvenes sanos,
que entre los sujetos coetáneos que llevan una vida sedentaria.
Mejorando la capacidad aeróbica con el ejercicio se puede mitigar
la rigidez arterial que acompaña a los ancianos sanos (5).
Respuesta disminuida a la estimulación
B adrenérgica
Un rasgo de envejecimiento
en modelos animales es el descenso de la respuesta cronotropa e inotropa
a las catecolaminas . Este fenómeno se debería a un defecto
específico de las catecolaminas para aumentar el calcio de las miofibrillas.
Esto explicaría la baja frecuencia cardíaca en ancianos,
tanto en reposo como con el ejercicio encontrada en un estudio de 200 personas
sanas, con una vida bastante sedentaria, perteneciente al Baltimore Longitudinal
Study on Aging (1).
En el ser humano el
balance entre las actividades simpáticas y parasimpáticas
cumplen un rol fundamental en la regulación de la frecuencia cardíaca.
Existen diversos tipos de receptores nerviosos (baro y presoreceptores)
que son modulados por centros nerviosos superiores y desencadenan respuestas
bradi y taquicardizantes a través de los nervios de Hering y Cyon
(4). El anciano tiene disminuida la respuesta a la estimulación
adrenérgica y esta no se debería a una disminución
de la síntesis de las mismas con la edad ni a la disminución
en el número de receptores, si no más bien a una disminución
de la afinidad de estos receptores a las catecolamínas.
Diagnóstico:
Una de las consecuencias de la respuesta disminuida a la estimulación
B adrenérgica es la bradicardia sinusal, por intermedio de la palpación
del pulso arterial se puede diagnosticar bradicardia y se confirma su origen
sinusal por medio del electrocardiograma. La disminución de la frecuencia
cardíaca ocurre en ancianos tanto en reposo como con el esfuerzo
máximo, llegando la reducción de la frecuencia cardíaca
aproximadamente al 25 % durante el esfuerzo máximo (1).
INCOGNITAS A RESOLVER
Las alteraciones provocadas
por el envejecimiento son propias del mismo o son debidas a la vida sedentaria.
Debido a que las personas
mayores tienen una vida cada vez más sedentaria no es fácil
determinar si los cambios cardiovasculares dependen del propio envejecimiento
o de los hábitos sedentarios. No todas las alteraciones cardiovasculares
originadas por el envejecimiento son progresivas e irreversibles.
De las tres alteraciones
que ocurren por el envejecimiento, la que depende con mayor fuerza de los
hábitos de vida es el aumento de la rigidez vascular. La importancia
de este concepto es que las modificaciones de los hábitos de vida
pueden retrasar el envejecimiento cardiovascular.
En este sentido la
mayoría acepta que para mejorar la aptitud física se requiere
de cuando menos 20 minutos de ejercicio aeróbico tres veces a la
semana conservando la frecuencia cardíaca en un 60 a 80 % de su
máximo para la edad de la persona. Un cálculo rápido
de la frecuencia cardíaca máxima es de 220 menos la edad.
Es probable que caminar sea la forma más barata y sencilla de ejercicio
(7).
Si bien la función
cardíaca en reposo no disminuye con la edad, las alteraciones que
se observan en el envejecimiento modifican los mecanismos de compensación
del corazón frente a las enfermedades, facilitando la aparición
de insuficiencia cardíaca.
BIBLIOGRAFIA