ORIENTACION
DIAGNOSTICA EN LAS HEMORRAGIAS
Prof. Dr. Víctor José
Villanueva
Nos ocuparemos de un
tema, quizá no tan frecuente en Geriatría, pero cuyo abordaje
suele suscitar la inmediata derivación del paciente al hematólogo
debido a que el tema suele ser considerado como muy especializado. Nuestra
finalidad no es que el geriatra asuma la tarea del diagnóstico y
el tratamiento del trastorno hemorrágico sino que tenga un conocimiento
general para poder comprender de que se trata y el porque de maniobras
diagnósticas y terapéuticas para poder colaborar efectivamente
en el manejo del paciente y no desentenderse del mismo con el pretexto
de que padece una enfermedad que uno no conoce y, lo peor, seguir ignorándolo.
Nuestro objetivo son
las hemorragias espontáneas o por traumas mínimos, no causadas
por enfermedades locales de algún órgano o aparato, es decir
por falla de los elementos defensivos que se oponen a ellas.
Las hemorragias se
deben a un fallo de la hemostasia, función encargada de mantener
la sangre, en estado líquido dentro de los vasos sanguíneos
para que pueda seguir circulando, es decir que opone a dos extremos, la
hemorragia y la trombosis.
La hemostasia, en cuanto
a su función de impedir las hemorragias consta de los siguientes
componentes: (ver figuras 1 y 2)
Factor vascular
Los vasos sanguíneos,
en virtud de su integridad se oponen a la salida de sangre, por supuesto
que dicha integridad es mucho más resistente cuanto mayor es el
mismo debido a que cuanto más sangre circula en su interior mayor
embate de la presión sanguínea deben soportar.
Esto explica porque
en algunas enfermedades con defectos en la estructura de las paredes vasculares
se producen hemorragias espontáneamente.
Otra función
importante de los vasos, que complementa a su resistencia a la salida de
sangre, es la capacidad de contraerse y disminuir su calibre con lo que
reduce la perdida. Ello gracias a la existencia de una túnica de
fibras musculares lisas que no solo reducen el diámetro vascular
sino que desvían la corriente sanguínea a otros vasos colaterales
indemnes. Estos movimientos del músculo de arteriolas y vénulas
depende de un reflejo iniciado por receptores sensibles a la ruptura parietal
que envían estímulos por los nervios simpáticos al
asta lateral de la médula espinal la que responde con impulsos vasoconstrictores
que viajan por las mismas vías simpáticas.
La vasoconstricción
es el primer mecanismo de defensa contra las hemorragias y dura unos 30
a 50 segundos, si bien pocos, útiles porque dan tiempo a actuar
los otros factores que son más efectivos.
La falta de desarrollo
de la túnica muscular de arteriolas y vénulas en algunas
enfermedades, además de disminuir la resistencia a la distensión
del vaso por la presión sanguínea, anula el mecanismo vasoconstrictor
de defensa.
Factor plaquetario. (ver figura
3)
Las plaquetas desempeñan
un papel muy importante en la hemostasia por varios mecanismos.
En primer lugar, en
contacto con la herida vascular, especialmente la sustancia colágena
del tejido conjuntivo subendotelial del vaso roto o de la membrana basal
si son capilares sufren un ensanchamiento, emiten pseudodos, se adhieren
al factor von Willebrand (una proteína circulante), y por su intermedio,
se pegan a dicha sustancia colágena. En ese momento comienzan a
sintetizar una prostaglandina, el tromboxano A2, que aumenta la adhesividad
plaquetaria al vaso pero lo más importante, induce la transformación
del ATP plaquetario a ADP que liberado al medio circundante e induce la
agregación plaquetaria (adherencia de las mismas entre si). De esta
manera el tapón de plaquetas que está tratando de obstruir
la brecha del vaso aumenta de dimensiones y completa su tarea. Este tapón
se llama trombo blanco o plaquetario por que no contiene hematíes
y tampoco, fibrina. Otra función importante de las plaquetas es
que liberan, una adheridas y agregadas, serotonina que produce contracción
de las fibras musculares lisas potenciando la vasoconstricción refleja.
Por otra parte, los trombocitos, en virtud de un fosfolípido de
su membrana celular, el factor 3 plaquetario, adhiere factores de coagulación
en su superficie externa permitiendo su interacción y el desencadenamiento
de la coagulación, y además, al circular los transportan.
Cuando se adhieren localizan la coagulación en el sitio donde ésta
es necesaria y no en cualquier otro lugar en el cual no tiene objeto.
El tapón blanco
es frágil porque la fuerza que mantiene las plaquetas pegadas es
débil, solo puede cumplir su función oclusiva transitoriamente,
necesita ser complementado o reemplazado por un tapón más
consistente que consigue con la formación de filamentos de fibrina
que atrapen los elementos celulares laxamente adheridos. (ver figura 4)
En base a lo anteriormente
escrito podemos comprender como cualquier alteración en la cantidad
y/o calidad de las plaquetas puede conducir a la hemorragia.
Veamos el otro componente
de la hemostasia, la coagulación de la sangre.
Elemento coagulación de la sangre:
Este proceso consiste
en el pasaje de la sangre líquida al estado sólido, el coágulo,
formado por una red de fibrina que atrapa los elementos formes de la sangre.
Los filamentos son insolubles y resistentes a la tracción pero no
existen como tales normalmente en la sangre sino que se forman a partir
de una proteína globular preexistente, disuelta, el fibrinógeno.
Esta es la esencia de la coagulación.
El fibrinógeno
se transforma en fibrina cuando es hidrolizado por una enzima, la trombina
que le extrae fragmentos de polipéptidos, los fibrinopéptidos,
quedando acortada la cadena primitiva que ahora se llama monómero
de fibrina, varias monómeros se unen por un grupo amino con uno
carboxilo de otra cadena varias veces con lo que se forma filamentos de
fibrina que se disponen paralelamente con lo que el coágulo es poco
consistente y se disgrega fácilmente. Gracias al factor XIII, estabilizante
de la fibrina, se produce una hidrólisis y pérdida de cadenas
laterales de aminoácidos lo que lleva a que diferente filamentos
se unan en forma lateral, cruzada y firme con lo que se produce una red
resistente a las fuerza que tiendan a disgregarla. El factor estabilizante
de la fibrina circula en forma inactiva en la sangre, para cumplir su rol
debe activarse. Enseguida veremos el concepto de activación.
La hidrólisis
del fibrinógeno para formar fibrina es un proceso enzimático
ejecutado por proteínas plasmáticas, llamadas factores de
la coagulación que normalmente existen como proenzimas (son inactivas)
y para actuar deben activarse (factores de la coagulación activados).
Es un proceso gradual en cascada en el cual un factor se activa a enzima,
hidroliza otro factor determinado activándolo, éste a su
vez actúa sobre otro factor produciendo el mismo fenómeno
y así sucesivamente hasta llegar a la protrombina o factor II que
es transformado en trombina y ésta actúa en el paso final
de la coagulación, la formación de fibrina.
Los factores de la
coagulación son trece y su nomenclatura se puede ver en el esquema
7.
Su acción secuencial
o en cascada se puede ver en la figura 8.
La interacción
de los factores de la coagulación se ve favorecida debido su proximidad
selectiva gracias a su adherencia a un fosfolípido, el factor III
(plaquetario y tisular). (ver figura 9). No todas las proteínas
de la coagulación son enzimas como los factores XII, XI, X, IX,
VII y II. Los factores VIII y V son solo catalizadores sin acción
hidrolítica. El factor I (fibrinógeno) es el sustrato sobre
el que actuará la trombina para formar filamentos. El factor IV
ni siquiera es proteína, es un ión, el Ca con dos cargas
eléctricas positivas que le permiten fijarse al factor III y a su
vez fijar otros factores proteicos para facilitar su interrelación.
La coagulación
tiene dos fases, la inicial de formación del activador de la protrombina,
y la final de activación de la protrombina con formación
de la trombina y su efecto sobre el fibrinógeno.
La formación
de la enzima activadora de la protrombina se puede conseguir a través
de dos vías: la vía intrínseca y la extrínseca.
La vía intrínseca
se caracteriza porque el proceso se produce con elementos preexistentes
en la sangre, no hay ningún componente que provenga de otro origen.
Comienza cuando producida una lesión vascular se origina una irregularidad
de la superficie intimal del vaso que activa el calicreinógeno y
bradiquininógeno que a su vez hidrolizan el factor XII y lo activan,
este a su vez activa más calicreina y bradiquinina que a su vez
activan más factor XII. Esta proteína activa el Factor XI
y éste a su vez se encuentra con un complejo adherido a la plaqueta
de factor IX inactivo, VIII y calcio. El factor IX se transforma en enzima
ayudado por el factor VIII y el calcio. Esta se encuentra con otro complejo
adherido al trombocito pero formado por factor V, otra vez calcio y factor
X inactivo que adquiere actividad enzimática y así se forma
el activador de la protrombina por la vía intrínseca (ver
figura 10).
La vía extrínseca
se caracteriza porque se desencadena por la aparición de un elemento
extrasanguíneo que proviene de la pared vascular lesionada o de
los tejidos vecinos perivasculares traumatizados; es el factor III tisular,
fosfolípido semejante al plaquetario que tiene la capacidad de adherir
y activar el factor VII (no intervino en la vía intrínseca).
Esta vía es más corta porque el complejo que lleva factor
VII activo actúa sobre el complejo plaquetario con Factor X inactivo
y lo activa con lo que se origina el activador enzimático de la
protrombina. (ver figuras 10 y 11).
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Fibrinógeno |
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Protrombina |
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Factor 3 plaquetario (tromboplastina). |
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Calcio |
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Factor lábil (proacelerina) |
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(No asignado |
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Factor estable - Proconvertina |
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Factor Antihemofílico A (AHF) |
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Factor antihemofílico B, Factor Christmas |
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Factor de Stuart-Prower |
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Factor Antihemofílico C |
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Factor Hageman |
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Factor Estabilizante de la Fibrina |
Todos los factores de
la coagulación, excepto el IV (calcio) son sintetizados por el hígado
y este hecho nos explica porque una insuficiencia hepática puede
producir hemorragias. De ellos, el factor II, VII, IX y X necesitan que
el hepatocito disponga de vitamina K para que se agregue grupos carboxiglutámico
a su molécula gracias a lo cual estos factores adquieren carga eléctrica
negativa para adherirse a las plaquetas por intermedio de las cargas eléctricas
positivas del calcio y poder interactuar con los otros factores de la coagulación.
Este hecho explica porque cualquier circunstancia de carencia de vitamina
K produce sangrados anormales.
La fase final de la
coagulación se produce cuando el activador de la protrombina (el
X activado), originado por dos caminos diferentes que pueden actuar en
forma aislada o simultánea, la hidroliza transformándola
en trombina que a su vez hidroliza el fibrinógeno y origina la formación
de filamentos de fibrina.
¿Por qué
esta fenomenología sucede solamente cuándo y dónde
haya una lesión vascular y no en un sitio sano del vaso o en condiciones
de integridad normal del mismo?. Las respuesta son varias.
En primer lugar los
factores de la coagulación no están circulando en forma activa,
segundo, ellos son transportados por las plaquetas a un sitio donde se
den condiciones de ser ellos y éstas activados. Estas condiciones
se dan solo cuando hay una lesión vascular.
Por otra parte, existe
en el plasma una proteína, la antitrombina 3, que tiene la capacidad
de unirse a la trombina y a todos los otros factores enzimáticos
inactivándolos. Su efecto se potencia por acción de la heparina.
Esta impide que el coágulo se extienda más allá del
sitio de la brecha vascular. Además el endotelio vascular sano libera
una prostaglandina, la prostaciclina, que es antiagregante y antiadhesiva
plaquetaria. Para completar el proceso de limitación de la extensión
del coágulo mencionemos que la corriente sanguínea arrastra
el exceso de factores activos e inactivos a sitios alejados de la zona
sangrante donde son fagocitados por el sistema retículoendotelial
(ver figura 12). El otro mecanismo que perfecciona el proceso es la lisis
del coágulo del que nos ocupamos en el párrafo siguiente.
Elemento fibrinólisis:
La destrucción
del coágulo es necesaria porque una vez cohibida la hemorragia e
iniciada la reparación de la ruptura vascular que la ocasionó,
es necesario el restablecimiento de la permeabilidad vascular que por efecto
de éste estuvo estrechada u ocluida. Este es el fundamento de la
fibrinólisis.
La fibrinólisis
consiste en la ruptura de la red de fibrina por despegamiento de los filamentos
y su posterior fragmentación con lo que el coagulo se disuelve.
Esta acción se debe a una proenzima proteolítica, el plasminógeno
que por acción de activadores se transforma en enzima activa, la
plasmina. El plasminógeno se activa de una forma intrínseca(por
el factor XII activado en la coagulación), y de forma extrínseca
por una proteína liberada por tejidos (activador tisular del plasminógeno.
La próstata, páncreas, los túbulos renales son ricos
en el). El estreptococo tiene una enzima, la estreptokinasa que tiene gran
poder activador y se usa en el tratamiento de cuadro tromboembólicos
agudos. Los fragmentos de filamentos de fibrina se denominan productos
de degradación de la fibrina y tienen efecto anticoagulante porque
se unen a los monómeros de fibrina impidiendo su enlace cruzado,
además, tienen efecto antiagregante y antiadhesividad de las plaquetas
porque se interponen en su superficie impidiendo su adherencia y al colágeno
vascular. La plasmina también lisa el fibrinógeno y produce
productos de degradación lo que refuerza su efecto anticoagulante
y explica el efecto hemorrágico de una fibrinólisis exagerada.
Existe un mecanismo
de defensa contra el efecto descontrolado de la plasmina que está
dado por la antiplasmina, una proteína del plasma que se une a ella
pero sin afinidad por el plasminógeno y la inactiva (ver figura
13)..
Si esto es así.
¿cómo se produce la lisis del coágulo?. La plasmina
formada en la superficie externa del coágulo es inactivada inmediatamente
pero el plasminógeno atrapado dentro del mismo es activado por el
activador de origen leucocitario y como está protegido por la fibrina
y glóbulos sanguíneos atrapados dentro de la red queda protegido
de la antiplasmina. De esta manera la lisis del coágulo comienza
desde su interior y no desde su superficie externa como pudiera creerse
prima facie. (ver figura 14).
Exploración de la hemostasia:
Existe algunas maniobras
semiológicas y estudios de laboratorio sencillos que debemos conocer
porque nos pueden dar buena información sobre los elementos de la
hemostasia. Ellos son:
Prueba del lazo de Rumpel Leed: Estudia
la resistencia de los microvasos a la ruptura por distensión con
la sangre, es decir la fragilidad vascular y resulta alterada en la hemorragias
por angiopatías. Consiste en colocar el manguito del tensiómetro
en el brazo como para medir la T.A. y comprimirlo con una presión
menor que la sistólica pero mayor que la diastólica para
producir estasis sanguínea en las vénulas y capilares. La
compresión debe durar 5 minutos y luego se desinfla el aparato.
Normalmente no se debe producir más de 5 petequias por debajo de
la compresión, especialmente en la cara palmar del antebrazo próxima
al manguito neumático. Más de diez petequias, y sobre todo
extendidas más allá del cuarto superior del antebrazo es
patológico.
También es anormal
la prueba en las trombopatías quizá debido a que por falla
plaquetaria no hay vasoconstricción adecuada ni formación
de trombo blanco.
Tiempo de sangría o de hemorragia:
Consiste en producir
una pequeña herida lineal (que interesa arteriolas, capilares y
vénulas) y observar cuanto tiempo tarda en dejar de fluir sangre
de la herida lo que depende básicamente de la función del
trombo blanco por lo que su alteración prolonga la prueba. La técnica
más sencilla es la Dukes que consiste en producir una herida de
1 cm. de largo por 1 mm. de profundidad en el lóbulo de la oreja
con una lanceta especial y recoger la sangre con un papel absorbente cada
30 segundos hasta que cesa el sangrado. Normalmente la hemorragia no dura
más de 4 minutos. Las trombopatías dan tiempos mayores de
5 minutos.
Recuento de plaquetas:
Hay de 200.000 a 300.000
por mm3 de sangre. Valores por debajo de 100.000 son patológicos.
Las hemorragias aparecen cuando son menores de 50.000 por mm3.
El número normal de plaquetas no descarta una trombopatía
y allí es de utilidad el tiempo de sangría y la retracción
del coágulo.
Coagulación sanguínea:
Se intenta inducir
la coagulación del plasma citratado (con el calcio precipitado e
inactivo que lo vuelve incoagulable) en un tubo de ensayo en determinadas
condiciones y medir cuanto tiempo tarda en aparecer la fibrina.
Hay varias técnicas
pero nosotros debemos escoger dos solamente, una que explore la vía
intrínseca y otra que lo haga con la extrínseca.
Para la vía
extrínseca utilizamos el KPTT (tiempo parcial de tromboplastina
activada con caolin) y mezclamos plasma citratado con calcio iónico
(para reponer el ión con sus valencias positivas, caolin (partículas
de superficie irregular que activan el factor) y cefalina que reemplaza
al factor plaquetario 3 el cual absorbe factores de la coagulación
en su superficie. Todo ello a 37º C. Normalmente se tarda 29 a 37
segundos para obtener fibrina que se detecta por diferentes métodos.
El método explora básicamente los factores XII, XI, X, IX,
VIII y V. En una coagulopatía por déficit de algunos de ellos,
como las hemofilias, el tiempo se prolonga muy por encima de 40 segundos.
Por supuesto que ante una carencia de los factores de la vía final
como el II (hipoprotrombinemiao) o el I (hipofibrino-genemia) también
puede prolongarse.
Para la vía
extrínseca se utiliza el tiempo de protrombina (TP) que trabaja
con sangre citratada a la que se le agrega calcio y tromboplastina de origen
animal (factor 3 tisular) a 37º C. Normalmente se tarda 12 a 14 segundos
en obtener fibrina. Si se desea conocer la concentración de protrombina
se compara el suero del enfermo con un gráfico confeccionado midiéndolo
en plasmas normales y se expresa el resultado en porcentaje del tiempo
normal considerándose del 85 al 100 % de la actividad como normal.
Cuando existe déficit de factor VII el tiempo es menor del 50 %
del normal. También otros déficit de factores como en el
KPTT pueden dar resultados anormales pero en las hemofilias no se altera
Tiempo de trombina:
Se utiliza para discriminar
si una alteración de las pruebas anteriores son debidas a falla
de la fase inicial de la coagulación o de la final. En presencia
de un KPTT o TP anormales, si agregamos al plasma una solución de
trombina y obtenemos coagulación en 10 a 20 segundos podemos suponer
que la falla era de la protrombina y no de los factores de fase inicial.
Si el tiempo de trombina es mayor que 20 segundos debemos pensar que falta
fibrinógeno o existe un antagonista de la trombina (antitrombina
3 estimulada por la heparina cuando se usa el anticoagulante en terapéutica).
Tiempo de reptilase:
El reptilase es un
veneno de serpiente que hidroliza el fibrinógeno en forma directa
y permite la formación de fibrina aunque no haya trombina o ésta
se encuentre inhibida por la antitrombina. Si obtenemos coágulo
de fibrina en 14 a 21 segundos debemos suponer que la trombina estaba inhibida
pero si tardamos más de 22 segundos debemos pensar que existe déficit
de fibrinógeno.
Retracción del coágulo:
En virtud de una proteína
que hay en los trombocitos, la trombostenina, estos se contraen después
que se agregan y adhieren y después que se forma el coágulo
llevando a la retracción o achicamiento del mismo. El proceso comienza
a los 20-30 minutos y se completa en 60-90 minutos. En las trombopenias
o trombocitopatías el coágulo tarda más de 100-120
en retraerse o directamente no se retrae.
Dosaje de fibrinógeno:
Existe en cantidad
de 200 a 400 mg % de plasma. Está reducido en las coagulopatías
por hipofibrinogenemia.
Exploración de la fibrinólisis:
Búsqueda de
los productos de degradación de la fibrina y fibrinógeno
(PDF) mediante anticuerpos antiproductos. Se usa plasma del paciente en
diferentes diluciones con una suspensión de partículas de
látex revestidas con anticuerpos y se observa si hay floculación.
Normalmente no la hay o bien con una dilución del plasma hasta de
1 parte en 4 de agua (1/4). En las hiperfibrinólisis o en las coagulopatías
por consumo hay gran cantidad de PDF y el plasma del paciente dará
floculación con grandes diluciones (más de 1/10)..
Etiología de las diátesis
hemorrágicas:
Son múltiples
dependiendo de los elementos de la hemostasia que se alteran. Así
tendremos:
Angiopatías
Trombopatías
Hemorragias
Coagulopatías
Hiperfibrinólisis
1) Hemorragias por angiopatías:
Trombocitopenias:
Insuficiente trombocitopoyesis
por lesión de la médula ósea: infiltración
medular por leucemias, mieloma, linfomas, carcinomas. Depresión
de la misma por medicamentos (citostáticos, cloranfenicol, dipirona,
etc.).
Destrucción
exagerada de plaquetas por anticuerpos con trombopoyesis normal o aumentada
pero que no alcanza a compensar la destrucción: Púrpura trombocitopénica
idiopática o Enfermedad de Wehrloff. Lupus eritematoso diseminado.
Trombocitopatías:
Las plaquetas no se
agregan y/o no se adhieren: Drogas antiagregantes plaquetarias como aspirina,
AINES diversos, dipiridamol, ticlopidina, dextran. Enfermedad de von Willebrand
proceso hereditario en el que un cromosoma heredado del paciente no tiene
el gen que codifica la síntesis del factor del mismo nombre razón
por la cual falta y las plaquetas no se adhieren a l subendotelio vascular
ni entre si. En la insuficiencia renal, la retención de algún
producto aun no individualizado inhibe la función plaquetaria
3) Hemorragias por coagulopatías:
Son de dos tipos:
b) Coagulopatías adquiridas:
Déficit de síntesis
de factores de coagulación en la insuficiencia hepática grave.
Como la vitamina K
es liposoluble ,una cantidad proviene de los alimentos y otra proviene
de la síntesis por las bacterias saprófitas del colon y las
grasas necesitan sales biliares para ser absorbidas. Un síndrome
de mala absorción, una ictericia obstructiva o el uso de antibióticos
de amplio espectro por vía oral o parenteral producirán un
déficit de aporte de vitamina K al hígado y aunque este funcione
bien, habrá factores de coagulación deficientes por falta
de caboxiglutamización con la consiguiente hipocoagulabilidad. Podemos
diferenciar una insuficiencia hepática de una deficiencia de aporte
de vitamina K por medio de la prueba de la vitamina K que consiste en determinar
un TP antes y tres días después de recibir 10 mg. diarios
de vitamina K por vía intramuscular. Si el TP se normaliza o sube
a más del 60% del valor normal concluiremos que la hipocoagulabilidad
se debía a déficit de vitamina K. Si el tiempo de protrombina
no llega al 50% del normal pensaremos que la hipocoagulabilidad se debe
a insuficiencia hepática.
Otro mecanismo de coagulopatías
adquiridas es por sobredosis de anticoagulantes, la heparina (que estimula
la antitrombina 3 e inhibe predominantemente la vía intrínseca
de la coagulación) y los anticoagulantes orales, o dicumaricos (que
son antivitamina K e inhiben principalmente la vía extrínseca
). El efecto heparínico se pesquisa con el KPTT y el dicumarínico
con el TP.
Un tercer mecanismo
de coagulopatía es el consumo exagerado de los factores de coagulación
de manera que ante un lesión sangrante no se dispone de ellos para
formar el coágulo. Este mecanismo se da en el síndrome de
coagulación intravascular diseminada o coagulopatía por consumo
que aparece en múltiples enfermedades como en las sepsis graves
que dañan el endotelio de la microcirculación activándolas
plaquetas y los factores de la coagulación con formación
de múltiples microtrombos, en la invasión sanguínea
por factor 3 tisular como en el desprendimiento placentario, en la retención
de un feto muerto, en los politraumatismos con aplastamiento de tejidos,
en las mordeduras de serpientes venenosas. En las vasculitis el daño
parietal y endotelial libera activadores de la coagulación. El consumo
de factores es agravado por la lisis de la fibrina de los microtrombos
numerosos por la plasmina con la liberación de PDF que son antiplaquetarios
y anticoagulantes.
4) Hemorragias por hiperfibrinólisis:
La exagerada activación
primaria, directa del plasminógeno, sin pasar por coagulación
intravascular previa, disuelve el fibrinógeno y vuelve defectuosas
las plaquetas. Esto sucede cuando hay liberación del activador tisular
del plasminógeno en grandes cantidades como en la cirugía
de la próstata, páncreas, riñón. O bien cuando
en un infarto de miocardio u otra oclusión arterial aguda se utiliza
sobredosis de estreptokinasa.
Historia clínica en un paciente
con diátesis hemorrágica:
Nuestro paciente puede
presentarse de dos formas:
BIBLIOGRAFIA:
1. Fisbach DP, Fogdall RP.
Coagulación fundamentos. Buenos Aires: Editorial Médica Panamericana
S.A., 1985.
2. Castillo Cofiño
R, Bastida Tubau E. Fisiología y exploración de la hemostasia.
En Farreras Valentí P, Rozman C, ed. Medicina interna. 1610-1617.
Castillo Cofiño R, Ordinas Bauzá A., Reverter Calatayud J.C.
Patología de la hemostasia. En: Farreras Valentí P, Rozman
C, ed. Medicina interna. 12º edición. Barcelona. Ediciones
Doyma, 1992:1732-1752.
3. Sherman M. Trastornos
hemorrágicos. Anormalidades de las plaquetas y de la función
vascular. En: Wyngaarden J: B , Smith Ll, Bennet J: B, ed. Cecil tratado
de medicina interna. 1148-1162. Mosher D. Trastornos de la coagulación.
En: Wyngaarden J.B, Smith Ll, Bennet J: B:, ed: Cecil tratado de medicina
interna. 19º edición. México D: F: Editorial Interamericana
S.A. de CV, 1994: vol. 1º :1162-1183.
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