DIAGNOSTICO
DE LAS ANEMIAS
Prof.
Dr. Víctor José Villanueva
La anemia es un síndrome
producido por múltiples causas de significado pronóstico
y tratamiento diferentes. No es una enfermedad por si misma aunque con
frecuencia es considerada como tal y medicada en forma automática,
sin ningún estudio diagnóstico previo, con hierro y/o vitamina
B12 y/o ácido fólico con lo cual lo único que se consigue
es retrasar el hallazgo de su causa y su tratamiento adecuado. No es privativa
de las personas con bajo nivel socioeconómico (desnutrición,
parasitosis, etc.), también puede afectar personas con buen status.
No afecta solamente a personas que se dedican a las tareas agropecuarias
como en las parasitosis sino también puede hacerlo a gente que vive
en la ciudad y con tareas puramente intelectuales. Ataca tanto a los niños,
como los adolescentes, adultos y ancianos.
La mayoría de
las veces, (alrededor del 75% de los casos), con una buena historia clínica
y algunos estudios básicos de laboratorio es posible encontrar el
mecanismo principal y la causa del síndrome sin necesidad de recurrir
al auxilio del hematólogo.
El diagnóstico
positivo de anemia se define por medio del hemograma al encontrar disminución
del valor de la hemoglobina, hematocrito o de los hematíes. Normalmente
estos valores son menores en la mujer que en el hombre y se obtienen con
el promedio de más o de menos dos desviaciones standard de mediciones
efectuadas en poblaciones sanas.
Hematocrito:
Mujeres: 36-48%.
Hombres: 40-52%.
Hemoglobinemia:
Mujeres: 12-16 g%.
Hombres: 13, 5-17, 7 g%.
Hematíes:
Mujeres: 4-5 millones por mm3.
Hombres: 4, 5-6 millones por mm3.
Estos valores deben ser considerados en el contexto clínico del paciente ya que a veces los valores tomados aisladamente, aunque normales, pueden indicar una anemia (por ejemplo un paciente que acostumbra a tener un hematocrito de 49 a 50%, que baja bruscamente a 40%, puede padecer anemia aunque esta cifra sea normal). De la misma forma, un individuo que vive en zonas de grandes alturas es normalmente policitémico o el fumador crónico igualmente así que en ellos un hematocrito "normal" puede significar anemia. Debe considerarse que el hematocrito y la hemoglobinemia relacionan los hematíes con el plasma de modo que si por cualquier motivo aumenta el volumen plasmático (hemodilución) puede encontrarse un hematocrito bajo simulando anemia como sucede en un hipoproteinémico, insuficiente cardíaco, etc. Lo opuesto también puede suceder en un caso de deshidratación en que la contracción del volumen plasmático aumenta artificialmente el que ocupan los hematíes de modo que una anemia con deshidratación tiene posibilidades de tener valores hematimétricos normales.
Respuesta del organismo a la anemia
y sintomatología general:
La función primordial
del eritrocito es la de transportar oxígeno a los tejidos por lo
que la consecuencia de la anemia es la hipoxia tisular. Si esta alteración
se desarrolla en forma paulatina permite el desarrollo de mecanismos que
tratan de mantener la oxigenación de los tejidos. Uno de ellos es
el aumento del volumen plasmático por pasaje de agua al compartimiento
intravascular para que aumente la perfusión en la unidad de tiempo.
Otro mecanismo es el aumento del difosfoglicerato eritrocitario que aumenta
la capacidad de disociación de la oxihemoglobina liberando mayor
cantidad de oxígeno en los tejidos que en condiciones normales.
El mecanismo compensador más importante es la estimulación
cardíaca que aumenta la fuerza de contracción ventricular
y la frecuencia de la misma al tiempo que se produce una vasodilatación
arteriolar a nivel visceral con vasoconstricción cutánea
y muscular esquelética. Todo ello produce una hiperkinesia circulatoria
que se manifiesta en la clínica (palpitaciones, taquicardia con
pulso saltón, soplos cardíacos funcionales, aumento de la
presión arterial diferencial, cefaleas pulsátiles) y que
sumada a la disnea, mareos y palidez cutaneomucosa permiten el diagnóstico
del síndrome que nos ocupa. También los pacientes suele aquejar
astenia, cansancio fácil con tareas habituales, torpeza mental y
si hay desnutrición, nefropatías o hepatopatías acompañantes,
edema subcutáneo.
En los ancianos, la
suma de la hipoxemia por la anemia más la estenosis de las arterias
por arteroesclerosis, puede desarrollar manifestaciones de isquemia como
sucede en la cardiopatía coronaria (angor o infarto de miocardio).
Lo mismo puede suceder en la demencia vascular o en la arteriopatía
de los miembros inferiores en que el deterioro cognitivo o el dolor isquémico
pueden ser desencadenados por la anemia.
En las anemias de instalación
aguda como las hemorrágicas, la hipovolemia brusca origina un cuadro
de shock, diferente del síndrome hiperkinético de la anemia
crónica.
Etiopatogenia de la anemia:
Las anemias pueden
producirse por tres mecanismos:
Las anemias del primer y segundo grupo suele ser regenerativas puesto que la médula ósea incrementa su actividad eritropoyética en un intento compensador de la hipoxia estimulada por la eritropoyetina. Las del tercer grupo, por definición no cursan con esta respuesta medular. Los conceptos de anemias regenerativas y arregenerativas son importantes porque se pueden mensurar y nos sirven para orientar el diagnóstico. Estos criterios, si bien útiles, no son absolutos por cuanto dos o más mecanismos pueden combinarse en determinados casos y originar cuadros mixtos.
Anemias post hemorrágicas:
Las enfermedades locales
sangrantes o las diátesis hemorrágicas ocasionan este tipo
de anemia. Las hemorragias pueden ser agudas o crónicas.
Anemias
Agudas
post hemorrágicas
Crónicas
Anemias hemolíticas:
La destrucción
anormal de hematíes puede deberse a dos mecanismos:
1) Defectos intrínsecos de los hematíes que los vuelve frágiles: Anemias hemolíticas intracorpusculares.Intracorpusculares
2) Hematíes normales que son destruidos por alteraciones extrínsecas a ellos: Anemias hemolíticas extracorpusculares.
1) Anemias intracorpusculares:
Los hematíes
se vuelven frágiles por :
Sintomatología particular de
las anemias:
Anamnesis:
Fecha de comienzo y antecedentes familiares:
Un cuadro iniciado
en la infancia o adolescencia, incluso en la adultez, y que haya afectado
a antecesores y hermanos del paciente orienta a anemias hemolíticas
hereditarias (microesferocítica, drepanocítica, talasemia).
Antecedentes personales:
Episodios de cólico
hepático, ictericia u operaciones en las vías biliares llevan
a sospechar anemia hemolíticas hereditarias.
Ingestión de
drogas o exposición a tóxicos son sospechosos para anemias
arregenerativas medulares. En el caso de alcoholismo puede pensarse en
anemia posthemorrágica por várices esofagogástricas,
megaloblástica, hemolítica o crónica simple por hepatopatía
aunque no exista várices sangrantes.
Anemias recidivantes
de varios años de existencia, se ve en los casos de carencia de
hierro, cianocobalamina o ácido fólico.
Antecedentes de parestesias,
ataxia o paresias espásticas existe en las anemia perniciosa (carencia
de cianocobalamina).
Ardor o dolor en la
lengua, en el caso de anemias megaloblásticas y ferropénica.
Pica (deseo de alimentos
condimentados o picantes) y malasia (deseo caprichoso y excesivo por determinados
alimentos) existen en las anemias ferroprivas.
Antecedentes de diarrea
grasosa con deposiciones voluminosas (sprue) orientan a anemias megaloblásticas
o ferropénicas.
El interrogatorio se
debe completar buscando síntomas de hepatopatías, nefropatías
y endocrinopatías.
Examen físico:
Lengua roja y despapilada
(brillante) indica carencia de hierro, ácido fólico o vitamina
B12.
Marcha taloneante (por
ataxia), hiporreflexia osteotendinosa y apalestesia (falta de sensibilidad
vibratoria) u otra sensibilidad profunda abolidas (batiestesia=sensibilidad
a la posiciones del cuerpo, barognosia y barestesia=sensibilidad a la presión,
y al dolor profundo) deponen a favor de anemia perniciosa (falta de B12).
La polineuropatía distal y simétrica también se suele
ver en este caso.
Ictericia flavínica
(amarillo limón por combinación de anemia con ictericia)
se ve en las anemias hemolíticas. A ésta se pueden agregar
úlceras crónicas maleolares y esplenomegalia en el caso de
las hemólisis hereditarias. Las orinas suele ser de color marrón
claro (urobilinuria) y las heces marrón negruzco (hipercolia por
exceso de estercobilina).
Petequias y equimosis
con fiebre e infecciones por bacilos gram negativo u hongos oportunistas
hablan de aplasia medular.
Laboratorio:
Los análisis
básicos más útiles para el diagnóstico etiológico
o patogénico de la anemia son:
Hemograma
Recuento de reticulocitos
Recuento de plaquetas
Estudio morfológico de las células
sanguíneas en un extendido coloreado
Índices hematimétricos (el
más importante es el volumen corpuscular medio: VCM)
Ferremia
Transferrina: concentración y porcentaje
de la misma saturado con hierro (este análisis se suele llamar capacidad
total de unión al hierro que se abrevia por la sigla inglesa TIBC).
Respuesta hormonal a la anemia:
La hipoxia inducida
por la anemia estimula la producción por el riñón
de eritropoyetina que actúa sobre la célula madre primitiva
(hemocitoblasto) induciendo su diferenciación a proeritroblasto
y su proliferación. También estimula la proliferación
y maduración de células más evolucionadas de la serie
roja (eritroblastos, normoblastos).
Otras hormonas (testosterona,
cortisol, tiroxina) producen el mismo efecto aunque con menor intensidad
y se cree que lo hacen a través de la inducción de descarga
de la eritropoyetina renal.
Para que este mecanismo
funcione debe haber riñones funcionantes y médula ósea
con efectores (células progenitoras rojas) que respondan. Su falla
explica la anemia de la insuficiencia renal y la aplástica.
El indicador más
fiel de la actividad eritropoyética es el reticulocito, estadío
previo al eritrocito maduro. Conocer su cantidad en sangre aporta un dato
importante sobre la suficiencia medular. Su valor se suele expresar en
porcentaje de ellos del total de los hematíes y sus valores normales
son de 0, 5 al 1% de eritrocitos pero se debe dar también en valores
absolutos y lo normal es de 50. 000 a 100. 000 por ml. Es importante este
valor porque si bien el 1% de reticulocitos sobre los cinco millones de
glóbulos rojos es normal, el 1% de reticulocitos en una anemia de
dos millones de hematíes arroja un resultado de veinte mil por ml.
que es un valor bajo e indica insuficiencia medular (anemia arregenerativa).
En cambio un 10% de reticulocitos equivale a doscientos mil por ml. y ello
significa que hay una buena respuesta medular (anemia regenerativa).
Orientación diagnóstica:
Ante un paciente anémico
solicitamos un contaje de reticulocitos expresados en valores absolutos
y de acuerdo con el resultado podemos encasillar nuestro paciente en uno
de los siguientes grupos:
a) Anemias arregenerativas: con reticulocitos por debajo de 50. 000 o entre este valor y 100. 000 (se supone que por la hipoxia de las anemias debe aumentar la eritropoyesis). Existe una insuficiencia medular como sucede en la anemia aplástica o mieloptísica.a) Anemias arregenerativas:
b) Anemias regenerativas: con reticulocitos por encima de 100. 000. Existe una buena respuesta medular como sucede en las anemias hemorrágicas y hemolíticas.
Resumiendo:
normocítica
Anemia arregenerativa: microcítica
macrocítica
Anemias arregenerativas normocíticas:
Anemias de las enfermedades
crónicas: infecciones prolongadas como TBC, osteomielitis, bronquiectasias.
Inflamaciones crónicas no infecciosas como la artritis reumatoide,
colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn. Neoplasias malignas aunque no haya
metástasis medulares. Hepatopatías crónicas. Insuficiencia
renal crónica. Endocrinopatías.
Se postula que estas
anemias se producen por incapacidad del organismo de utilizar el hierro
que es aportado y absorvido en forma normal. En lugar de ser utilizado
por los eritroblastos para sintetizar hemoglobina, es captado y almacenado
en los macrófagos medulares y no son liberados. Se postula también
una disminución de la vida media eritrocitaria y una mala respuesta
a la eritropoyetina, aparte de su falta en el caso de la insuficiencia
renal.
También la aplasia
medular, la mieloptisis o la mielodisplasia por las causas que enumeramos
anteriormente, pueden producir ésta anemia.
Por último,
la carencia de hierro para la eritropoyesis, sobre todo cuando comienza
en cuyo momento el hematocrito y la hemoglobinemia bajan antes que el tamaño
de los hematíes, se manifiestan por anemia normocítica. Lo
habitual en las ferropenias en período de estado o avanzado es que
haya microcitosis e hipocromía cuando los hematíes producidos
por la médula ósea son pequeños.
En estas anemias, además
del VCM normal hay normocromía (Hemoglobina corpuscular media normal:
28 a 32 pg. %).
La carencia de hierro
se investiga con la ferremia (normal: 60 a 120 mg%), la transferrinemia
(normal: 250 a 300 mg%) y el porcentaje de saturación de la transferrina
(del 20 al 30% de la misma). En esta circunstancia habrá hipoferremia,
la síntesis hepática de transferrina aumenta para tratar
de compensar la carencia de modo que encontraremos hipertransferrinemia
y como el hierro sérico está bajo, hallaremos menos del 20%
de saturación de la proteína con hierro. En caso de tratarse
de un aporte normal de hierro pero incapacidad medular para utilizarlo
para la eritropoyesis, encontraremos valores de hierro normales o altos,
transferrina normal o baja y aumento del porcentaje de saturación
por encima del 30%. La ferritina es una proteína unida al hierro
en los depósitos (sistema retículoendotelial), y una pequeña
cantidad de ella pasa a la sangre expresando como están los depósitos.
Su valor normal es de 12 a 325 ng. por ml. Un valor por debajo de 10 ng.
indica carencia de hierro y un valor normal o alto expresan incapacidad
para utilizarlo en la eritropoyesis. Otra forma de estudiar el papel del
hierro en la anemia es efectuar una punción aspiración de
médula ósea y colorear el material obtenido con azul de Prusia
que pone en evidencia el hierro intracelular viéndosele como gránulos
de color azul oscuro. Si vemos que el hierro es escaso en los eritroblastos
pero abundante en los macrófagos debemos pensar en un mecanismo
de falta de utilización de un aporte de hierro normal a la médula
ósea. Si observamos falta de hierro o escasez tanto en los eritroblastos
como en los macrófagos debemos diagnosticar falta de aporte de hierro
a la médula ósea.
El estudio morfológico
de la sangre nos puede aportar datos de valor, por ejemplo células
blásticas anaplásicas en las leucemias, hematíes en
forma de lágrima y nucleados en la mielofibrosis. En la punción
de la médula ósea se observará las alteraciones tisulares
que producen anemia normocítica en caso de aplasia, mielodisplasia
o mieloptisis.
El cuadro clínico
y los estudios complementarios correspondientes permitirán el diagnóstico
de anemia de las enfermedades crónicas.
Anemias arregenerativas microcíticas:
Cursan con VCM menor
que 80 fl. En general son hipocrómicas (HbCM menor que 25 pg. ).
La causa más frecuente es la no disponibilidad de la médula
ósea de hierro para la eritropoyesis y esta alteración es
mucho más frecuente que la anemia normocítica. Todas las
consideraciones diagnósticas diferenciales hechas en el tema de
anemias normocíticas son válidas para este tipo de anemia
pero en la cual nos encontramos con hematíes pequeños y poco
teñidos. Debido a su forma de disco bicóncavo, los hematíes
normales, vistos de frente, aparecen circulares con un color rojo en forma
de anillo grueso en su periferia y un color rosado, más pálido
en el centro y de menor tamaño que el anillo rojo. En los hematíes
microcíticos hipocrómicos se los ve más pequeños
pero además, con el anillo rojo muy fino y sin el núcleo
rosado central.
La falta de aporte
de hierro a la médula puede ser producida por falta del mismo en
los alimentos (rara), falta de absorción del hierro por síndrome
de mala absorción o aquilia gástrica y pérdida de
hierro en las hemorragias crónicas (enfermedades sangrantes del
tubo digestivo, metrorragias, etc.).
Otra causa de este
tipo de anemia es la no utilización del hierro en las enfermedades
crónicas.
Un tercer mecanismo
de microcitosis es el de algunas anemias hemolíticas (talasemia,
microesferocitosis hereditaria) en las cuales la médula es incapaz
de reponer los hematíes destruidos por incapacidad de los eritroblastos
para sintetizar hemoglobina. Las anemias hemolíticas, en general,
cursan con una buena respuesta medular con reticulocitosis pero si la médula
ósea se agota por no disponer de cantidades suficientes de factores
de maduración eritroblástica (ácido fólico
y vitamina B12) produce una anemia arregenerativa microcítica. En
este tipo de anemia el manejo del hierro y por lo tanto las determinaciones
que lo expresan son normales. Los hematíes, si bien microcíticos,
suelen ser normocrómicos (entre 25 y 32 pg. de HbCM).
Anemias arregenerativas macrocíticas:
Se caracterizan por
un VCM mayor que 100 fl. Suelen ser normocrómicas. Los hematíes
son gigantes, ovales y frecuentemente nucleados (megaloblastos). La carencia
de vitamina B12 (cobalamina) o de ácido fólico interfiere
con la síntesis del DNA de los eritroblastos de modo que falla la
maduración y multiplicación celular que origina anemia con
hematíes deformes. La falta de vitamina B12 puede ser ocasionado
por aquilia gástrica debida a una gastritis autoinmune en la anemia
perniciosa, por gastrectomía total y por mala absorción intestinal.
La carencia de ácido fólico puede ser ocasionada por mala
absorción y alcoholismo crónico. Algunas drogas antineoplásicas
del grupo de los antimetabolitos como para el metotrexate, o antibacterianas
(trimetoprima), compiten con estas vitaminas para la síntesis de
DNA llevando a la producción de un ácido nucleico anormal
y no utilizable. Todas estas anemias macrocíticas arregenerativas
se denominan anemias megaloblásticas por que la célula anormal
producida es el megaloblasto
Como la cobalamina
es también necesaria para la síntesis de mielina, su carencia
ocasiona manifestaciones de desmielinización. Si la pérdida
de mielina ocurre en la médula espinal (cordones posteriores y parte
próxima de los laterales) de la médula se producirá
paraparesia espástica, ataxia (marcha taloneante, signo de Romberg),
arreflexia osteotendinosa y alteraciones de la sensibilidad profunda con
dolores intensos superficiales. Además, se comprueba diversas alteraciones
psiquiátricas como depresión, confusión mental, demencia,
paranoia, etc. Si la desmielinización predomina en los nervios periféricos
se producirá una polineuropatía distal y simétrica
de los miembros
Ambas vitaminas son
necesarias para el trofismo de la mucosa lingual de modo que su carencia
originará ardor y dolor lingual y el aspecto del órgano será
de color rojo, liso, brillante, sin papilas.
En el extendido de
sangre se observará ovalocitos o megalocitos (hematíes grandes
y ovales o hematíes redondos u ovales grandes, a veces con núcleos
= megaloblastos). Además habrá granulocitos hipersegmentados.
Normalmente los granulocitos tiene núcleos con dos tres lóbulos
mientras que en esta anemia tiene cuatro, cinco o seis lobulaciones. En
el hemograma, además de anemia, se comprueba granulocitopenia porque
estas vitaminas también son necesarias para la granulopoyesis. Los
granulocitos son gigantes. Incluso puede haber trombocitopenia con macroplaquetas.
Si ninguno de estos datos de sangre periférica aparece, se puede
recurrir a la punción –aspiración de la médula ósea
en cuyo caso encontraremos una hiperplasia para las tres series de células
pero además en la progenie roja se verá células gigantes
(megaloblastos) en lugar de las normales (normoblastos). Otros elementos
de ayuda diagnóstica en este tipo de anemia es la determinación
de la concentración de cobalamina y folato en sangre. Los valores
normales de la vitamina B12 oscilan entre 200 y 900 pg. /ml. y los de folato,
2, 5 a 20 ng. /ml. En este tipo de anemias si bien la eritropoyesis está
normal o aumentada en cuanto a intensidad y rapidez, es inefectiva por
que las células son anormales, frágiles y se destruyen antes
de salir de la médula ósea hacia la sangre. Este hecho tiene
su expresión en forma de hemólisis intramedular con sus correspondientes
manifestaciones en sangre periférica (aumento de la bilirrubina
indirecta y LDH, disminución de la haptoglobina).
Cabe mencionar que
el ácido fólico no es requerido para la síntesis de
mielina de modo que su carencia no produce sintomatología neuropsiquiátrica.
b) Anemias regenerativas:
Cursan con valores
de reticulocitos altos (más de 100. 000 por ml. ). El VCM es normal
en algunos casos, pero si la reticulocitosis es muy marcada (los reticulocitos
son células grandes, mayores que los eritrocitos) puede haber leve
macrocitosis. Igualmente si la hiperactividad medular consume y agota los
dos factores de maduración eritroblástica, se producirá
macrocitosis. En otras circunstancias (talasemia y anemia microesferocítica)
puede haber microcitosis porque sus hematíes son pequeños.
Pueden deberse a hemólisis
o hemorragias.
Anemias regenerativas hemolíticas:
Ante un paciente anémico,
presuntamente hemolítico, debemos contestar dos preguntas:
2) En la hemólisis extravascular los hematíes anormales son secuestrados en los capilares sinusoides del bazo e hígado y fagocitados por los macrófagos donde se los destruye. Una pequeña cantidad de hemoglobina puede pasar a la sangre circulante y unirse a la haptoglobina (si la hemólisis es prolongada durante semanas o meses) pudiendo disminuir los valores de ésta aunque no mucho como en el caso anterior. La LDH puede pasar a la sangre y elevar levemente sus valores en ella si la enfermedad fue prolongada. Otras veces, la haptoglobina y la LDH son normales (hemólisis de poca intensidad o intermitente). El hem liberado de la Hb. en el macrófago es catabolizado a bilirrubina (indirecta) que se une a la albúmina y circula hasta llegar al hígado donde es conjugada y excretada a la bilis. Todo este proceso induce una hiperbilirrubinemia indirecta o no conjugada con la correspondiente ictericia que por estar combinada con anemia es amarillo claro, amarillo limón (ictericia flavínica). Si el parénquima hepático es suficiente puede captar un exceso de bilirrubina no conjugada para conjugarla y permitir un pasaje mayor que lo normal de bilirrubina directa, conjugada, a la sangre contribuyendo a la ictericia, pero siempre esta fracción bilirrubínica será mucho menor que la indirecta o no conjugada en la sangre.
El exceso de bilirrubina
que pasa al intestino con la bilis origina una sobreproducción de
estercobilina que tiñe de marrón oscuro, negruzco las materias
fecales (hipercolia).
En las hemólisis
extravasculares prolongadas existe una hiperplasia de las células
retículoendoteliales con estasis de la sangre que circula por los
capilares todo lo cual determina un agrandamiento de los órganos
hemocateréticos (destructores de glóbulos rojos). Su traducción
es la esplenomegalia.
Cualquiera sea el sitio
de hemólisis, la hipoxemia inducida por la anemia estimula la secreción
de eritropoyetina que a su vez actúa sobre la eritropoyesis produciendo
su intensificación con la consiguiente hiperplasia eritroide. Esta
hiperfunción eritropoyética, se traduce en un aumento de
la liberación de reticulocitos a la sangre circulante con la consiguiente
reticulocitosis (más del 1, 5 % o de 100. 000 de los hematíes).
A veces la respuesta medular es tan intensa que no se produce anemia pero
siempre habrá reticulocitosis. Si la médula ósea dispone
de los materiales para su hiperactividad se producirá los trastornos
mencionados pero si hay carencia de los factores de maduración o
de hierro o hay inhibición por infección, no habrá
reticulocitosis y el laboratorio mostrará mayor caída de
los valores del hematocrito, Hb. y hematíes.
Otro método
para demostrar hemólisis es la determinación de la vida media
de los hematíes incubando sangre venosa del paciente anticoagulada
con cromo radiactivo (Cr51) el cual se introduce en el hematíe y
combina con la hemoglobina. Se reinyecta la sangre marcada con el isótopo
en su circulación. Se mide la radiactividad diariamente de la sangre
y se observa que en 29 más-menos tres días desaparece el
50% de la misma. En las anemias hemolíticas el 50% de la actividad
desaparece en menos de 25 días. Efectuando un centellograma del
bazo e hígado se observará que en ellos se concentra la radiactividad
indicando que son los órganos hemolizadores predominantes.
Resumiendo, los datos
de hemólisis son los siguientes:
En las anemias hemolíticas extracorpusculares
los hematíes normales son destruidos por la creación de un
medio ambiente hostil que los suprime.
Sus manifestaciones
generales son las mismas que en el caso anterior.
En las anemias hemolíticas por secuestración, la causa es el hiperesplenismo. Enfermedades por estancamiento de sangre en el bazo (cirrosis trombosis portal) o por hiperplasia de sus macrófagos (enfermedad de Banti) y que ocasionan esplenomegalia atrapan los eritrocitos y los destruyen. En estas circunstancias no solo hay anemia sino también neutropenia y trombocitopenia. Los hematíes que escaparon a la hemólisis esplénica suelen ser microesferocíticos por la deformación que adquirieron al pasar por los capilares sinusoides del bazo.
En las anemias hemolíticas inmunológicas
la
destrucción celular ocurre por la producción de anticuerpos
que se unen a la membrana del corpúsculo con activación del
complemento y la dañan llevando a su ruptura con liberación
del contenido celular. Dichos anticuerpos pueden ser investigados por la
prueba de Coombs. En la reacción directa se investiga anticuerpos
adheridos a los hematíes poniendo en contacto hematíes lavados
en suspensión en solución de cloruro de sodio con suero de
conejo antiinmunoglobulina humana. Si se observa aglutinación de
los hematíes con formación de precipitados o grumos, la reacción
es positiva. En la reacción indirecta, se busca evidenciar anticuerpos
en el plasma sanguíneo del paciente, no adheridos a los eritrocitos.
Para practicarla se pone en contacto plasma del paciente libre de células
con hematíes de un individuo sano del mismo grupo sanguíneo.
y se deja un tiempo. Luego se separa los hematíes y se pone en contacto
con el reactivo de Coombs (inmunoglobulina de conejo antiinmunoglobulina
humana). Si hay aglutinación de los mismos, la reacción indirecta
es positiva. La creación de anticuerpos antieritrocitos puede suceder
durante el padecimiento de enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso
diseminado, neoplasias, infecciones, uso de drogas (antibióticos
betaláctamicos, sulfamidas Metildopa, l-dopa). Esta es una anemia
autoinmune secundaria. El paciente puede recibir hematíes de grupos
sanguíneos diferentes, senbilizarse y en posteriores transfusiones
destruirlos creando un síndrome hemolítico que agrava la
anemia que padecía y para la cual fue transfundido. Esta anemia
hemolítica es aloinmune. Por último, un paciente sano, por
causas hasta ahora desconocidas, puede crear inmunoglobulinas antihematíes
que desencadenan el proceso. Esta es una anemia hemolítica autoinmune
primaria o idiopática.
Algunos pacientes cursando
infecciones (mycoplasma, mononucleosis infecciosa, citomegalovirus, paludismo,
tripanosomiasis), leucemia linfoide crónica o linfomas pueden desarrollar
anticuerpos que aglutinan hematíes en "frío" (4ºC) y
no en "caliente". En el organismo pueden hacerlo a los 30- 32ºC. La
aglutinación de los hematíes crea por un lado, agregados
que ocluyen la microcirculación, y, por otro, los mismos son captados
más fácilmente por el bazo y hemolizados. El cuadro clínico
aparece con la exposición al frío, en el invierno. Se verá
acrocianosis (dedos de color azulado en las zonas distales) con leve anemia
e ictericia. Esta crioaglutininas se investigan incubando suero del paciente
con hematíes de una persona sana a 4ºC durante 24 hs. y observando
si se produce aglutinación de los hematíes. Normalmente no
hay aglutinación o si la hay es con escasa diluciones del suero
(menos de 1/32) indicando que existe poca cantidad de aglutininas. En caso
de enfermedad hemolítica por ellas la aglutinación se consigue
con grandes diluciones (más de 1/64) indicando la existencia de
gran cantidad de anticuerpo.
En muchas anemias hemolíticas
inmunológicas los anticuerpos que aglutinan hematíes determinan
que estos aparezcan en los preparados de laboratorio agrupados en pilas
de moneda.
Existe dos cuadros
clínicos muy raros por este mecanismo que son la hemoglobinuria
paroxística nocturna y la paroxística a "frigore" (por frío).
Se caracterizan por hemólisis aguda intravascular, que se manifiestan
por la aparición brusca de escalofríos seguidos de hipertermia,
dolor lumbar intenso, orinas color marrón y poco después
ictericia. Puede haber oliguria o anuria por obstrucción tubular
con la hemoglobina liberada y filtrada en el riñón. El cuadro
aparece en las horas de sueño o en la exposición al frío.
En las anemias hemolíticas
mecánicas existe alteración de los vasos sanguíneos
pequeños o tienen una prótesis valvular cardíaca o
vascular. Todas ellas traumatizan los eritrocitos y los fragmentan produciendo
un síndrome hemolítico, en general intravascular pero moderado.
Su característica es la aparición en los extendidos de sangre
de esquistocitos (fragmentos de hematíes, hematíes en forma
de casco, hematíes deformados). Las enfermedades microvasculares
son la coagulación intravascular diseminada o coagulopatía
por consumo y la púrpura trombocitopénica trombótica.
Ambas se caracterizan por múltiples microtrombosis que crean irregularidad
y anfractuosidades en los vasos contra las que chocan los hematíes.
La anfotericina B,
la toxina del clostridium perfringens (bacilo de la gangrena gaseosa),
venenos de serpientes o de algunas arañas pueden producir hemólisis
por acción directa sobre los glóbulos rojos. El diagnóstico
se efectua cuando en un contexto de anemia hemolítica hay antecedentes
de estas causas o señales en el cuerpo de ellas (lesiones en las
extremidades por mordeduras o picaduras, un miembro con gangrena o antecedentes
de micosis que exigió el uso de anfotericina).
Anemias hemorrágicas:
Las hemorragias pueden
ser agudas o crónicas.
Anemias por hemorragia aguda:
En muchas circunstancias
la hemorragia es evidente (hematemesis, melena, ginecorragia, hemóptisis,
epistaxis, hematuria). Pero a veces la misma no es evidente (hemoperitoneo,
hematoma retroperitoneal, hemotórax, fractura de cadera o pelvis).
La respuesta medular de aumento de la eritropoyesis puede tardar unas horas
o días en manifestarse de manera que es posible no encontrar reticulocitosis
en las primeras hs. de la hemorragia. Por otra parte, la hemoglobina liberada
de los hematíes extravasados en los lugares de acumulación
de la sangre en las hemorragias ocultas, sufre la transformación
que lleva a la producción de bilirrubina no conjugada que pasa al
sangre y produce ictericia. Esta, combinada con la anemia y la reticulocitosis
puede simular una anemia hemolítica. Al respecto cualquier señal
de hemorragia como la existencia de una equimosis pequeña o grande,
dolor, aumento de la temperatura o una tumoración puede poner en
la pista de una hemorragia interna oculta. Como no ha habido tiempo de
haber carencia de factores eritropoyéticos, los extendidos de la
sangre muestran hematíes normocíticos normocrómicos.
Como no hay hemólisis no se observará disminución
del nivel de haptoglobina, ni aumento de la LDH. por lo menos en las primeras
hs. Tampoco habrá hemoglobina libre en plasma ni orina ni tampoco
hemosiderina en las células epiteliales del sedimento urinario.
Todo ello las diferencia de las anemias hemolíticas.
En las anemias por hemorragia crónica,
a la pérdida de hematíes se agrega la pérdida de hierro
que se encuentra en la hemoglobina lo cual produce un agotamiento de sus
reservas de manera que ésta se comporta como una anemia arregenerativa
sin reticulocitosis, microcítica e hipocrómica.
Estudio de las células de la
médula ósea:
La punción y
aspiración de la médula ósea o su biopsia a cielo
abierto puede ser evitada en muchas circunstancias siguiendo la metodología
indicada en el transcurso de este escrito. Sin embargo, en alguna circunstancias
puede estar indicada. Ellas son:
a) En las anemias arregenerativas por carencia de hierro para diferenciar falta de aporte de hierro al organismo (ferropénicas) de la incapacidad de utilización del hierro (enfermedades crónicas) cuando los análisis para estudiar el manejo del hierro son de resultado dudoso. Se efectua la tinción con el azul de Prusia.
b) En el mismo tipo de anemia por aplasia medular o por mieloptisis para descubrir ausencia de células eritropoyéticas o infiltración medular y reemplazo del parénquima por células extrañas.
c) En las anemias por deficit de factores de maduración eritropoyética (anemias megaloblásticas) cuando los estudios son dudosos.
d) En anemias producidas por dos o más mecanismos combinados.
BIBLIOGRAFIA:
1) Lindenbaum J. Estudio
de las anemias. En: Wyngaarden J. B. Smith Ll H. Bennet J. C., ed. Cecil
tratado de medicina interna. 19ºedición. Filadelfia: W. B.
Saunders Company, 1992. vol 1: 955-965.
2) Hernández Nieto
L Hernández García M T. Enfermedades del sistema eritrocitario
Anemias. En: Farreras Valentí P Rozman C, ed. Medicina interna.
12º edición. Barcelona: Ediciones Doyma, 1992: 1617-1657.
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