Revista de Posgrado de la
Cátedra VIa Medicina N° 108 -Septiembre/2001
Página: 12-16
INCONTINENCIA
URINARIA - PARTE I
Prof. Dr. Víctor Villanueva
Este es un tema de mucha
importancia en Geriatría, primero por su alta incidencia, segundo
por las complicaciones que puede acarrear y tercero por los costos que
significa su manejo.
Es así que se
calcula que en Estados Unidos el 50 % de los gerontes institucionalizados
en hogares para ancianos y el 30% de internados en hospitales generales
por afecciones agudas, la padecen.
Esta alteración
de la función urinaria ocasiona múltiples complicaciones,
entre las más trascendentes, dermatitis de las zonas vecinas, escaras
por decúbito, sepsis y caídas.
Se calcula que en el
país del norte sus costos superan los de la hemodiálisis
y la cirugía coronaria juntos.
Asimismo, para su adecuada
comprensión es fundamental refrescar algunos conocimientos básicos
de Anatomía y Fisiología del tracto urinario inferior. En
esta publicación nos ocuparemos de ellos para, en la siguiente,
abordar la clínica y tratamiento de este gran síndrome.
Datos anatómicos:
En la inmensa mayoría
de los casos de incontinencia, el tracto urinario inferior interviene directa
o indirectamente, poco o nada es lo que tienen que ver los uréteres
y riñones.
Esta porción,
final, del aparato urinario está constituida por:
-
La vejiga urinaria: el órgano encargado
de almacenar la orina y evacuarla periódicamente en circunstancias
apropiadas, ello, gracias al control de la voluntad sobre su actividad.
-
La uretra, conducto que lleva la orina desde
la vejiga al exterior. En el sexo femenino este es su único papel
mientras que en el masculino, gracias a algunos órganos anexos que
producen y conducen el semen a ella, lo deposita en la vagina. Es decir
que, también, desempeña una función genital. De estos
órganos asociados, el más importante, por la íntima
relación que tiene con la uretra, a la que rodea e influye sobre
su permeabilidad, debemos mencionar a la próstata.
La vejiga es un reservorio
ubicado en la pelvis por detrás del pubis que si está vacía,
no sobrepasa el borde superior del hueso mientras al llenarse lo sobrepasa
ampliamente pudiendo palparse y percutirse desde el abdomen. Está
cubierta por el peritoneo en su cara superior a través del cual
se relaciona con las asas intestinales delgadas. Por detrás se relaciona
con el recto, en el hombre y con el útero y la vagina en la mujer.
Se apoya por su polo inferior en el periné cuyos músculos
y ligamentos la sostienen y facilitan su función de almacenamiento
urinario.
Cuando está
llena, reviste la forma de un óvalo cuyo eje mayor está dirigido
hacia abajo y atrás. Se la puede dividir en dos porciones, una de
ellas, la mayor, el cuerpo, que comprende los tres cuarto superiores. La
menor, es la base, comprende el cuarto inferior del órgano, está
un poco por detrás y debajo del cuerpo y en ella desembocan los
uréteres. La base, después de un corto trayecto se estrecha
constituyendo el cuello vesical y se continua inmediatamente con la uretra.
Observado el órgano por su superficie interna o mucosa presenta
a nivel de la base un relieve transversal de unos 5 cm. con un orificio
en cada extremo que son las desembocaduras de los uréteres. Por
debajo y delante de estos tres accidentes anatómicos se observa
otro orificio que es la continuación del cuello con la uretra. Este
conjunto de dos orificios superiores separados por un saliente transversal
y otro orificio inferior y posterior tiene la forma de un triángulo
invertido por lo que recibe el nombre de trígono vesical.
La capacidad de este
recipiente, sin experimentar deseos de orinar, es de alrededor de 350 cc.
El órgano está
formado por tres túnicas, la mucosa, la muscular y la adventicia.
De las tres, la más importante porque hace a su función de
reservorio que expulsa su contenido líquido, es la túnica
media o muscular, formada por fibras dispuestas circular y longitudinalmente
en tres subestratos íntimamente relacionados lo que permite que
se contraigan o relajen solidariamente en conjunto y no en forma aislada
asegurando su efectividad. Toda esta musculatura del cuerpo vesical se
denomina detrusor. A nivel del cuello y nacimiento de la uretra las fibras
circulares se condensan y constituyen el esfínter interno de la
vejiga y uretra cuya contracción es cerrar este tramo la vía
urinaria y oponerse al detrusor.
La uretra es el conducto
que lleva la orina al exterior. Su anatomía difiere en el hombre
y la mujer derivado del hecho de que en el primero, además de su
función urinaria, cumple un rol genital al conducir el semen a nivel
de su porción anterior, esponjosa o peniana, la más larga.
Esto hace que sea más larga que la femenina, atraviese el espesor
de la glándula prostática de la que recibe su secreción
a través de pequeños conductos que desembocan por pequeños
orificios en su cara inferior. Desde su nacimiento a partir del cuello,
continúa la dirección de la vejiga (abajo y atrás)
y se introduce en la próstata donde transcurre describiendo una
ligera curva cóncava hacia delante y arriba para emerger de la glándula
un poco por detrás de su vértice. Esta es la porción
prostática de la uretra y mide entre 25 y 30 mm. de largo A continuación,
la uretra atraviesa el periné donde se rodea de un anillo de fibras
musculares estriadas que constituyen el esfínter externo. Esta es
la porción membranosa de la uretra que mide 10 a 12 mm. La última,
y más larga porción de la uretra es la esponjosa o peniana
que desciende delante del recto unos pocos mm. y luego se introduce para
recorrer el cuerpo esponjoso del pene ubicado por debajo de los cuerpos
cavernosos, muy cerca de la superficie cutánea del periné.
Termina en el glande por un orificio, el meato uretral. A diferencia de
las dos anteriores que son fijas, ésta es móvil y su longitud
es de unos 15 cm.
La uretra femenina,
que solo sirve para conducir la orina al exterior, es más corta
y sencilla que la masculina. Mide alrededor de 3,5 cm. de largo y tiene
un trayecto hacia abajo y un poco adelante ubicándose por detrás
de la sínfisis pubiana y delante de la vagina. Desemboca en la extremidad
anterior de la vulva, inmediatamente por detrás del clítoris.
La uretra está
formada por una capa interna o mucosa, una o media o vascular (solo en
el hombre) o conectiva laxa (en la mujer) y una externa o muscular lisa
con fibras longitudinales y transversales. Estas últimas, en el
origen del órgano se continúan con las del cuello vesical
y constituyen el esfínter interno o liso.
De lo expuesto podemos
concluir que el cierre de la uretra se verifica a partir de dos esfínteres,
uno involuntario (interno) y otro voluntario (externo).
La vejiga y la uretra
tienen una inervación somática (voluntaria) y vegetativa
(involun-taria) que regulan las funciones de almacenamiento y expulsión
de la orina.
La inervación
somática se distribuye en el músculo esfínter estriado
gobernando su contracción relajación a través del
nervio pudendo interno que se origina las astas anteriores de los segmentos
sacros 2º- 3º y 4º de la médula espinal sacra. Los
músculos perineales también inervados por este nervio intervienen
en la micción. Incluso los músculos del abdomen inervados
por la médula dorsal y lumbar intervienen en esta función.
La inervación
vegetativa que es simpática y parasimpática gobierna la sensibilidad
vesical y la contractilidad-relajación del detrusor y el esfínter
interno de la uretra.
El parasimpático
se origina en las columnas de Clarke (astas laterales) de los mismos segmentos
medulares sacros. Los nervios sacros portan las fibras parasimpáticas
que confluyen para formar los nervios pelvianos que terminan en pequeños
ganglios (nivel preganglionar) cerca de la vejiga y de ellos salen fibras
postganglionares que terminan en receptores sensitivos y fibras musculares.
La inervación
simpática se origina en las astas laterales de los segmentos medulares
11º y 12º dorsales, 1º y 2 º lumbares. Las fibras que
salen del raquis con los respectivos nervios raquídeos se desprenden
de ellos por los ramos comunicantes que van a confluir en los ganglios
de la cadena simpática lumbar (nivel preganglionar). El nivel postganglionar
se inicia con los nervios esplácnicos que se originan en un plexo
cuyos componentes provienen de dicha cadena. Los esplácnicos emiten
ramas que se anastomosan para formar el plexo hipogástrico alrededor
de los vasos del mismo nombre. Sus ramas vesicales se anastomosan con las
de los nervios pelvianos y penetran en la vejiga.
La médula espinal
y sus nervios son los efectores que a su vez reciben influencias de niveles
superiores del sistema nervioso central (tronco cerebral, centros extrapiramidales,
tálamos ópticos y corteza cerebral parietal y frontal).
Fisiología:
Antes de describir
el acto de evacuación de la orina al exterior veamos algunos detalles
del control nervioso de la vejiga.
El sistema parasimpático
a través del asta lateral de la médula sacra actúa
a través de la liberación del intermediario acetil colina
a nivel de los ganglios del plexo pelviano(efecto nicotínico) donde
se estimulan las fibras postganglionares que a su vez liberan el mismo
mediador en el músculo detrusor e inducen su contracción
(efecto muscarínico). El mismo mecanismo y efecto se produce cuando
estímulos provenientes de las astas anteriores de los mismos segmentos
de la médula sacra llegan al esfínter estriado de la uretra
por intermedio del nervio pudendo. El centro medular que maneja la contracción
del cuerpo vesical (detrusor) o sea el asta lateral de la médula
espinal no inerva el esfínter estriado ni el liso de modo que su
efecto es netamente estimulante de la contracción vesical y por
lo tanto del vaciado del órgano. A su vez, el asta anterior de la
médula no envía inervación al detrusor, únicamente
lo hace al esfínter externo, de modo que solo gobierna el cierre
de salida de orina e induce su acumulación en la vejiga.
El sistema simpático,
cuyo centro está en el asta lateral de la médula dorsal actúa
por la liberación de noradrenalina que a su vez estimula los receptores
alfa adrenérgicos existentes en el esfínter liso o interno
de la uretra e induce su contracción con el mismo efecto que el
esfínter estriado. No hay receptores alfa adrenérgicos en
el detrusor de modo que no hay efectos de su estimulación sobre
este músculo. Si hay receptores beta adrenérgicos cuya estimulación
por adrenalina, isoproterenol u otros inhiben el tono y la contracción
del músculo.
Sobre la médula
espinal actúan los centros superiores del tronco cerebral y del
cerebro por medio de su estimulación o inhibición.
Para que todo este
sistema pueda actuar es necesario ponerlo en actividad. Ello es posible
gracias a la inervación sensitiva de la vejiga. En las paredes del
órgano existe receptores sensibles al estiramiento o la compresión
que al ser irritados emiten descargas eléctricas que son conducidas
por el parasimpático a la médula sacra y desde allí
al tálamo óptico y luego cerebro, probablemente por los haces
espinotalámicos.
Veamos como actúan
todos estos elementos.
Estando la vejiga vacía
o con menos de 350 ml. de orina o con una presión intra vesical
de 15 cm. de agua el detrusor está relajado de modo que el tono
normal de los esfínteres interno y externo impide la salida de orina.
A medida que la llegada adicional de orina sobrepasa los valores de su
volumen y de su presión dentro la cavidad vesical, se produce el
estiramiento y compresión de los receptores de la mucosa y túnica
muscular con lo que se pone en actividad la médula espinal que por
sus conexiones superiores induce una respuesta.
Si las circunstancias
son propicias para orinar la zona extrapiramidal del cerebro (lóbulo
frontal) envía estímulos al hipotálamo (centros parasimpáticos)
que son conducidos a un centro de la parte superior de la protuberancia
anular y de allí a la médula sacra. Esto produce una contracción
del detrusor y una relajación de los dos esfínteres.
Si el individuo no
puede orinar, el lóbulo frontal informa al hipotálamo donde
se inhibe el área parasimpática y se estimula la simpática,
de allí parte órdenes para los tubérculos cuadrigéminos
anteriores que a su vez influencian la médula dorsal, lumbar y sacra.
El resultado es la contracción de los esfínteres que contrarrestan
la contracción del detrusor. El resultado es la retención
de la orina a pesar de que el paciente tenga deseo miccional que, por otra
parte, dura unos pocos minutos o segundos ya que la contracción
del detrusor no es sostenida sino intermitente sobreviniendo una relajación.
Como la contracción es repetitiva el ciclo se reitera.
Fig. 1. Corte sagital
esquemático de la pelvis en el hombre
1. Espacio retroperitoneal.
2. Cavidad peritoneal mayor.
3. Espacio subperitoneal.
4. Espacio prevesical.
5. Sínfisis pubina.
6. Vejiga.
7. Bulbo Uretral.
8. Próstata.
9. Conducto.
10. Vesícula seminaJ
11. Ampolla rectal.
12. Línea de reflexión
del peritoneo rectal que forma los surcos laterorrectales.
13. Espacio retrorectal. |
Fig. 2. Corte frontal
de la pelvis en el hombre pasando por la uretra prostática (según
Testuf y Jacob)
1. Aponeurosis umbilicoprevesical.
2. Lámina fibrosa
intervesicoprostática.
3. Aponeurosis pelviana
superior. :
4. Cápsula prostática.
5. Próstata.
6. Hoja superior de la aponeurosis
perinal medía.
7. Hoja inferior de la aponeurosis
perineal media.
8. Bulbo.
9. Uretra Prostática.
10. Esfinter Uretra!.
11. Músculo Isquiocavernoso.
12. Cuerpo Cavernoso.
13. Vasos pudendosos internos.
14. Roma Isquiopubiana.
15. Músculo obturador
externo.
16. Plexo venoso lateroprostático.
17. Elevador del ano.
18. Músculo obturador
interno.
19. Nervio del obturador
20. Nervio obturador.
21. Artería obturatrlz.
22. Arteria umbilical.
23. Vejiga.
24. Peritoneo. |
Fig. 3. Radiografía
de la vejiga.
A. Vejiga en repleción
en el curso de una urografía intravenosa (vista de frente)
B. Vejiga en estado
de vacuidad (vista de frente). Urografía intravenosa. El sujeto
es el mismo de la placa A.
C. Vejiga en semirrepleción
en un niño. Urografía intravenosa (de frente).
D. Citografía
de perfil durante la micción, en el niño. |
Fig. N°: 4 Corte sagital
de la cavidad abdominopelviana en la mujer
8. Piso inframesoescólico
de la cavidad abdominal.
9. Conducto de uraco.
10. Útero. |
BIBLIOGRAFIA
-
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y vejiga. En: Bouchet A, Cuilleret J, ed. Anatomía. Buenos Aires:
Editorial Médica Panamericana, 1980: vol Región retroperitoneal-
Pelvis menor- Periné: 140 - 159.
-
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del tracto urinario inferior. En: Walsh P C, Retik A B, Stamey T A, Vaughan
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Editorial Médica Panamericana, 1988: vol 1: 557 - 561