Revista de Posgrado
de la Cátedra VIa Medicina N° 109 -Octubre/2001
Página: 22-25
ANEURISMA
DE AORTA ABDOMINAL: Revisión
Paola Zamaniego, Gloria Palma,
Verónica Vanasco, Sergio Daniel Montenegro
Prof. Dr. Miguel H. Ramos
1- Definición:
El término deriva
del griego aneuryneim que significa "dilatar".
Se define como aneurisma,
al hallazgo de una dilatación arterial localizada mayor del 50%
del tamaño normal del vaso considerado (1). En pacientes mayores
de 70 años, el diámetro máximo normal de la aorta
abdominal es de: hasta 21 mm en el hombre y hasta 19 mm en la mujer. Una
dilatación de 30 mm o mayor, se denomina "aneurisma".
Pseudoaneurisma: es
un hematoma cavitado pulsátil paraarterial. Se produce por una solución
de continuidad en la arteria, que permite la extravasación sanguínea
y la constitución de un hematoma paraarterial. La cavitación
crea la luz y la reacción de los tejidos vecinos lo envuelve con
una pared fibrosa (1).
2- Epidemiología:
Los aneurismas abdominales,
afectan al 2-5% de los mayores de 60 años y más en hombres
que en mujeres, en una proporción 4/1 (1) .
La mayoría son
de etiología arterioesclerótica y de ubicación infrarrenal
(90%); y pueden extenderse a una o ambas arterias ilíacas (70% de
los casos) (1). Según la forma, los aneurismas son fusiformes (75%)
cuando afecta toda la circunsferencia del vaso, o saculares (con cuello)
cuando solo está englobado una porción de dicha circunsferencia.
Estos últimos son infrecuentes de observar en la aorta abdominal,
y por lo general se ubican proximal al origen de las arterias renales.
3- Clínica:
El 75% de los pacientes
son asintomáticos, y se descubren por hallazgos en exámenes
de rutina o por una masa pulsátil en determinadas posiciones corporales.
Ocasionalmente el diagnóstico se hace por laparotomía por
otras patologías (1).
Los pacientes sintomáticos
consultan por:
-
Dolor epigástrico o lumbar.
-
Masa pulsátil dolorosa a la palpación.
-
Síntomas gastrointestinales como nauseas,
vómitos y pérdida de peso, en aneurismas de gran tamaño.
-
Asociado a episodios isquémicos en
miembro inferior ( raro).
Lo más frecuente
es el hallazgo de una masa pulsátil umbilical o supraumbilical (se
palpa cuando su diámetro es > a 4,5 cm).
4- Diagnóstico
- Rx directa de abdomen: muestra
a veces los contornos aneurismáticos calcificados y el borramiento
de la silueta del músculo Psoas Iliaco cuando existe sangre extravasada(2).
Para confirmar el diagnóstico
se utiliza:
- Ecografía abdominal:
se utiliza como estudio inicial. Permite apreciar la existencia del saco
aneurismático y sus características ( dimensiones, trombo
intramural, sangre extravasada) (2).
- TAC con contraste: en pacientes
estables. Brinda información precisa sobre su tamaño y extensión.
A modo de referencia, la relación entre el diámetro aórtico
normal y el cuerpo de la tercera vértebra lumbar es menor o igual
a 0.4; cuando la relación es 0.8 se relaciona con un aneurisma de
4 cm de diámetro.
También permite
observar tamaño, ubicación y contenido de coagulos, ateromas
y líquido en cavidad abdominal o retroperitoneo en caso de rotura.
- RNM: posee las siguientes ventajas
adicionales sobre la TAC:
· puede realizarse sin contraste.·
brinda información con mayor exactitud.
- Aortografía: tiene indicaciones
precisas cuando el diagnóstico es dudoso.
5- Complicaciones:
La ruptura es
la complicación más frecuente e importante (1). La incidencia
de la misma está en relación directa con el tamaño
del aneurisma, siendo elevada cuando el diámetro del aneurisma supera
los 6 cm. Los que involucran a la aorta abdominal se expanden más
lentamente que los que comprometen a la aorta torácica. Considerando
que resulta impredecible establecer el grado de expansión que pudiera
alcanzar un aneurisma en cada caso en particular, deberá controlarse
mediante ecografías o tomografías semestrales, aquellos cuyo
diámetro fuera menor de 5 cm. Si presentase un crecimiento igual
o mayor de 0,5 cm en 6 meses, tiene mayor riesgo de ruptura.
Estudios realizados
sugieren que el índice de expansión de la Aorta fue de (4)
:
- 0,5 cm por año (78%)
- 0,5 y 1 cm por año (10%)
- 1 cm o > por año (12%)
- Los factores que favorecen el desarrollo
del aneurisma son (4) :
1. hipertensión arterial, presente
en el 40-50% de los casos
2. tabaquismo
3. EPOC: si el paciente padece déficit
de alfa-1 antitripsina
4. edad avanzada
5. sexo masculino 4:1
6. antecedentes familiares de aneurisma
de aorta abdominal
7. calcificación aórtica
y enfermedad ateroesclerótica (5).
La vigilancia ultrasonográfica
debe ser realizada más frecuentemente en estos pacientes de alto
riesgo para ayudar a prevenir la ruptura (4) .
La ruptura de la aorta
abdominal podrá ser intraperitoneal, intramesentérica o retroperitoneal
(en el 88-90% de los casos), a veces en dos tiempos (1). Se describe un
único caso reportado de ruptura de aneurisma de aorta abdominal
infrerrenal dentro de la cavidad pleural derecha en una mujer de 75 años
(6); la ruptura tambien puede ocurrir hacia la vena Cava Inferior (7).
En algunos casos la ruptura origina un hematoma retroperitoneal estable
que impide la progresión de la hemorragia (seudoaneurisma) (1).
En un 60% de los casos,
los pacientes refieren el antecedente de dolor. El diagnóstico presuntivo
de ruptura se establece con la triada (6):
- masa pulsátil
- dolor abdominal y/o lumbar
- hipotensión arterial.
El 40% de los aneurismas
de más de 6 cm de diámetro tienen posibilidades de romperse
dentro del año (3).
La falta de visualización
del borde del psoas en una radiografía de abdomen, podrá
relacionarse con la existencia de un hematoma retroperitoneal.
Entonces el riesgo
de ruptura es elevado en los pacientes varones de edad avanzada, con hipertensión
arterial y que presentan un aneurisma de aorta abdominal con diámetro
mayor de 5 cm.
El tratamiento de elección
en estos casos es el reemplazo endoaneurismático de urgencia.
- Otras complicaciones:
* Fistula aortoentérica:
es rara pero fatal. Ocurre en un 80% en el duodeno y en el 20% restante
puede ocurrir en el estomago, el intestino delgado o el colon. La hemorragia
gastrointestinal secundaria a un aneurisma de aorta abdominal infectado
es rara y de una ocurrencia clínica altamente letal, representando
la tercer causa de fístula aortoduodenal primaria (8). El segmento
de intestino más frecuentemente comprometido en la fístula
aortoentérica es la 3º y 4º porción del duodeno.
Los síntomas referidos son hematemesis y melena (9).
* Fistula aortovenosa: también
puede fistulizar a vena Cava Inferior, venas renales o las venas iliacas.
La fístula aortocava es la más frecuente (1% de los aneurismas
no complicados y 3% de los aneurismas rotos). La fístula se establece
preferentemente en el 1/3 inferior del trayecto intraabdominal de la vena
cava y el aneurisma puede concomitantemente presentar una ruptura en otro
sector de su pared.
La fístula aortocava por ruptura
del aneurisma se manifiesta por insuficiencia cardíaca por hiperflujo
(3).
* Infección: la aortitis
es producida por bacterias que colonizan los trombos endoluminales (aneurisma
previo infectado). Los gérmenes más frecuentes son: especies
de salmonella y klebsilla (8) en el curso de una gastroenteritis y estafilococo
aureus en pacientes con endocarditis bacteriana. Puede dar un cuadro febril
con leucocitosis y hemocultivos positivos en el 5-19% de los casos. Tienen
marcada tendencia a la ruptura.
* Trombosis: podrá ser el
origen de fenómenos tromboembólicos en miembros inferiores.
Estos deben distinguirse del embolismo ateromatoso, ocasionado por detritus
liberados a partir de una placa ateromatosa que impactan en pequeños
vasos distales. Infrecuentemente, se produce la trombosis con oclusión
total de la luz aórtica, por lo general asociado con cuadros de
bajo volumen minuto. Los trombos podrán generar coagulopatía
por un consumo local crónico de factores (1).
* Compresión de estructuras
vecinas: erosiona las vértebras, compromete las vías
urinarias o comprime el duodeno (2).
* Isquemia de órganos intraabdominales:
las isquemias intestinales se asocian con una elevada mortalidad. La presencia
de ileo paralítico podrá ser expresión de isquemia
intestinal o una reacción refleja al hematoma retroperitoneal (1).
* Aneurisma inflamatorio: es una
reacción perianeurismática con tejido infamatorio y fibrosis
alrededor de las paredes de la aorta, cuya etiología es desconocida,
aunque consideraron a la fibrosis idiopática retroperitoneal una
reacción del retroperitoneo, a los trombos murales del aneurisma
o el resultado de la compresión de los linfáticos periaórtico
como posibilidades.
Se manifiesta por dolor abdominal y/o
lumbar y pérdida progresiva de peso. En el 75% de los casos existe
una eritrosedimentación elevada. Con menor frecuencia hay signos
de obstrucción duodenal o ureteral (1).
6- Tratamiento:
En caso de complicaciones
el tratamiento generalmente es quirúrgico.
La ruptura del aneurisma
se asocia con una elevada mortalidad. Algo más del 50% de los aneurismas
rotos no llegan al quirófano. De los operados sobreviven el 50%.
Por ende la mortalidad global de los aneurismas de aorta abdominal rotos
es de alrededor del 75%.
En cambio, la mortalidad
en la cirugía electiva (aneurisma no roto) es inferior al 5%.
En consecuencia son
pasibles de cirugía electiva (10):
* los aneurismas con diámetro
mayor a 5 cm.
* los aneurismas sintomáticos independientemente
del tamaño.
* los que presentan una expansión
mayor de 0,5 cm en los controles semestrales.
* los aneurismas saculares, ya que habitualmente
presentan infección.
* los que se asocian con enfermedad en
miembros inferiores.
* aquellos que tienen complicaciones trombóticas
o embólicas.
COMENTARIO
Si bien el Aneurisma
de Aorta Abdominal no es una patología frecuente de ver en la práctica
diaria como un paciente con diabetes o HTA, es una patología que
librada a su evolución natural puede traer complicaciones que son
altamente letales para el paciente que la padece.
El objetivo de esta
revisión fue resaltar los aspectos más importantes de esta
patología, para que cuando estemos frente a un cuadro con estas
características, sepamos como actuar y evitar las complicaciones,
que como hemos expuesto anteriormente pueden llegar a ser muy graves.
Para esto, como en
cualquier otra patología, es importante la anamnesis del paciente
del cual podemos rescatar muchos datos.
La edad, por ejemplo,
es muy importante, ya que esta patología se da más frecuentemente
en pacientes mayores de 60 años. Frecuentemente son asintomáticos
pero hay signos y síntomas característico que sirven para
orientarnos al diagnóstico como dolor abdominal o lumbar, epigastralgia,
pérdida de peso, episodios isquémicos en miembros inferiores,
y si a esto le sumamos que presenta a la palpación una masa pulsátil
dolorosa supra o infraumbilical (que es lo mas representativo), ya estaremos
autorizados a pensar en un Aneurisma de Aorta Abdominal.
También hay
que indagar sobre los antecedentes familiares, hábitos tóxicos
(tabaquismo), enfermedades concomitantes como EPOC, HTA, ateroesclerosis.
Ante la sospecha, el
médico debe pedir exámenes complementarios para confirmar
el diagnóstico. Existen una amplía gama de estudios complementarios
que se puede realizar en estos pacientes, desde una simple radiografía
directa de abdomen hasta una RNM, pero a veces con una simple Ecografía
abdominal ya podemos certificar el diagnóstico.
Una vez hecho el diagnóstico,
lo mas importante es prevenir las complicaciones y tratar evitar la progresión
de esta patología.
Dentro de las complicaciones
la más importante es la ruptura. Esta es una complicación
grave y que tiene más de 70% de mortalidad. Le sigue en frecuencia
las fístulas con órganos vecinos como vena Cava o Duodeno.
Por ello, es importante
el seguimiento del paciente, controlarlo periódicamente con ecografías,
informarlo para que este trate de suprimir algunos factores de riesgo como
el cigarrillo, y que realice control de su diabetes o HTA, ya que como
vimos todos estos factores favorecen la expansión del aneurisma.
En caso de ser necesario,
ofrecer al paciente la posibilidad de tratamiento quirúrgico para
disminuir de esta manera el riesgo de complicaciones.
En conclusión,
el médico tiene una importante labor en la evolución de esta
patología, de allí que es importante hacer un diagnóstico
temprano para prevenir complicaciones graves que puedan llevar a la muerte
al paciente.
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