Revista de Posgrado de la  VIa Cátedra de Medicina - N° 113 – Marzo 2002

Página: 6-8

 

ASPECTOS GENERALES DE LA INFECCION URINARIA NOSOCOMIAL

Alexia Romina Corna, Fernando Garcia Labarthe, Andrea Aixa Nakasone, Hugo Mariano Temporetti

Prof. Dr. Miguel H. Ramos

 

El objetivo de este trabajo es abordar los aspectos más relevantes de la infección urinaria nosocomial, haciendo hincapié en el uso de cateterismo vesical, teniendo en cuenta que ésta es la causa más frecuente en esta entidad. Para ello se ha utilizado amplio material bibliográfico en los que se incluyen: textos de medicina interna, revistas internacionales (cubanas, españolas), y abstract de trabajos extraídos de sitio de información médica de internet (medline).

     Las infecciones nosocomiales u hospitalarias se definen como las infecciones contraídas durante o como consecuencia de ingresos hospitalarios. Generalmente, se considera que un paciente que ha permanecido menos de 48 horas en el hospital y contrae una infección, la ha estado incubando antes del ingreso hospitalario. La mayoría de las infecciones que se manifiestan después de 48 horas se consideran hospitalarias. Los pacientes pueden padecer una infección nosocomial después del alta hospitalaria si es presumible que el microorganismo fue adquirido en el hospital.(1)

     Los pacientes quirúrgicos representan el 40 a 45% de la población hospitalaria, e implican el 70% de las infecciones nosocomiales.(2)

 

 

Distribución según áreas de hospitalización (total de infecciones nosocomiales)

 

     Las infecciones del tracto urinario determinan del 35 al 45 % de todas las infecciones intrahospitalarias y afecta a dos de cada cien pacientes internados (3). La utilización de la sonda vesical forma parte de muchas indicaciones terapéuticas y diagnósticas, pero también es una importante vía de infección urinaria (4); y aproximadamente entre el 30 y 40 % de todas las infecciones nosocomiales tienen su origen en un foco urinario, generalmente debidas a un cateterismo vesical (5).

     El catéter vesical es un procedimiento invasivo que permite la entrada de gérmenes en la vejiga urinaria, constituyendo un factor favorecedor para la adquisición de una infección urinaria nosocomial (6); de forma que hasta un 80 % de los casos de infecciones urinarias nosocomiales están asociadas al catéter vesical (7).

     La duración del sondaje urinario es el factor, que con mayor medida determina la probabilidad de adquirir una infección del tracto urinario; a los diez días de llevar una sonda cerca del 50 % de los pacientes pueden tener bacteriurias. Si el enfermo tiene que llevar la sonda durante más de 28 días, la bacteriuria aparece prácticamente en un 100 % de los casos (8).

     Los seis microorganismos mas comúnmente aislados fueron en orden decreciente:(9).

 

a)  Escherichia Coli (35,6 %)

b)  Enterococcos (15,8 %)

c)  Candida (9,4 %)

d)  Klebsiella (8,3 %)

e)  Proteus (7,9 %)

f)    Pseudomonas Aeruginosa (6,9 %).

 

     Las especies de Proteus y Pseudomonas parecen facilitar el crecimiento de una película biológica en la superficie interna de la sonda, que forma costras y obstruye el flujo de orina. (1).

     Las infecciones micóticas, especialmente causadas por especies de Candidas se están incrementando cada vez más. El diagnóstico típico depende del descubrimiento de piuria con elevadas colonias de Candidas en orina. (10).  En pacientes en estado crítico la especie de Candida no albicans es un agente importante de candiduria en el tracto urinario. (11).

     En un estudio prospectivo donde se investigó la incidencia, características y factores de riesgos de infecciones urinarias nosocomiales en pacientes con enfermedad de inmunodeficiencia humana, el agente etiológico más común fue el Stafilococcus aureus (27,6 %), Pseudomona aeruginosa y Enterobacter cloacae ambos con (13,8 %). (12).

     Los factores que influyen en el desarrollo de esta infección pueden ser: a) intrínsecos, entre los que se destacan el sexo (mayor riesgo en la mujer), la edad, enfermedad de base, la historia de infecciones urinarias previas y la colonización del meato uretral; b) extrínsecos (potencialmente prevenibles), que incluyen el sondaje vesical y otras instrumentaciones vesicouretrales. Respecto al sondaje se ha observado que su indicación, su duración, el tipo de sistema de drenaje (mayor riesgo en los sistemas abiertos), y las técnicas de inserción y cuidados del catéter vesical tienen una influencia decisiva en la aparición de la infección. (2).

     El riesgo de infección es de aproximadamente 5 % por día de cateterización. El problema radica en que las cepas hospitalarias son mucho más resistentes al tratamiento antibiótico que las adquiridas en la comunidad. La ruta de ascenso de la infección puede ser

 a través de la columna de orina que fluye por la sonda (intraluminal), o bien  por la mucosa que la rodea (periuretral). (13).

     Las mujeres tienen mayor riesgo de padecer una infección del tracto urinario que los varones; la frecuencia de bacteriuria es de dos a cuatro veces mayor, la menor longitud de la uretra femenina propiciaría una más fácil migración de bacterias, dando lugar a una cierta “susceptibilidad anatomofisiológica”.(14)

En las pacientes de sexo femenino la colonización periuretral de los microorganismos es a lo largo de la sonda hasta la vejiga (similar a la patogenia de la infección urinaria en mujeres no sondadas); en la cual las bacterias ascienden a lo largo de la corta uretra femenina. Por el contrario en los varones frecuentemente no puede demostrarse colonización periuretral, la mayoría de las infecciones parece surgir de la diseminación de los microorganismos a la vejiga por el interior de la luz.(1)

Existe una alta prevalencia de infección urinaria nosocomial en pacientes sondados por incontinencia urinaria (15); por lo cual se instauró en algunos servicios el uso de pañales hidrófugos para la atención de este tipo de pacientes, y según últimos datos epidemiológicos muestran que los ingresos hospitalarios de pacientes de más de 64 años están aumentando (16), lo que a su vez comporta una mayor frecuentación de ancianos con incontinencia urinaria.(17).

Este tipo de infecciones intrahospitalarias son también una complicación frecuente en el postoperatorio de pacientes con prostectomía transureteral; en un estudio prospectivo se demostró colonización bacteriana prostática en un 53,8 % en este tipo de pacientes. (18).

En la unidad de cuidados intensivos la presencia de infección urinaria es importante, pero vale resaltar que más significativos son los casos de infecciones respiratorias, como ser las neumonías por intubación endotraqueal. (19). Los diabéticos con vejigas neurógenas o que han sido sondados tienen mayor probabilidad de infección urinaria, la cual también puede darse con mayor gravedad que con respecto a otras causas. (20).

Aún no se ha definido los regímenes óptimos de tratamiento en pacientes con infecciones urinarias por uso de sonda vesical; estos enfermos suelen curar espontáneamente luego de retirado el catéter o bien mediante tratamientos cortos. Si la sonda debe permanecer colocada, el tratamiento antibiótico puede reducir la bacteriuria, pero ésta no desaparece por completo. (13).

La prevención de las infecciones es esencial a través de medidas particularmente simples y de acceso universal como ser: determinar indicaciones muy precisas para la realización de cateterización vesical, usar circuitos cerrados de drenaje, máxima asepsia en el manipulado de los catéteres y buen lavado de manos posteriormente. (21).

     Las medidas básicas de prevención de la infección urinaria en el paciente con sondaje vesical permanente han sido ampliamente establecidos y pueden resumirse los puntos clave en la siguiente tabla: (2)

 

1)  Usar el calibre de sonda adecuado y reducir la duración de sondaje.

2)  Valorar la cateterización intermitente (sobre todo en sondajes prolongados.

3)  Inserción aséptica del catéter, comprobando el buen funcionamiento del globo de fijación antes de su colocación.

4)  Sistema de drenaje cerrado.

5)  bolsa de drenaje siempre por debajo del nivel de la vejiga.

6)  Medidas de higiene y cuidado del meato uretral y fijación correcta de la sonda.

7)  Valorar la separación de los pacientes infectados.

 

 

 

BIBLIOGRAFIA

1)     Harrison. Enfermedades infecciosas. Evaluación y Tratamiento de los pacientes con infecciones hospitalarias. Principios de medicina interna. 13ª edición.vol 1 1994.cap 97 pag:680-683

2)     Farreras-Rozman. Problemas especiales en Enfermedades Infecciosas. Parte IX Infecciones nosocomiales. Medicina Interna. 13ª edición. Vol 2 1995. Pag: 2555-2556

3)     Barrasa J,Vidal C,Azpiroz C. Las infecciones urinarias en los pacientes con sonda vesical no permanente (I) Factores de riesgo, patogenia, etiología y curso clínico. Med Clin (Barcelona) 1996,106:704-710.

4)     Almirante, B: Infección y sondaje urinario. Medicina Clínica. Barcelona, vol.96.N° 5, 1991.

5)     Grupo de trabajo Epincat. Prevalencia de las infecciones nosocomiales en Cataluña.(1). Infecciones y factores de riesgo. Med Cli. (Barc). Vol 95, N° 2 1990

6)     Brau Beltrán J, Pericas Reventós R, López Valeiras L, y col. Estudio de la infección en pacientes con sondaje vesical de corta duración. Med Clin (Barc) 1991,96: 161-164.

7)     Haley  R. W., Hooton T. M., Culver D. H., Stanley R. C. et. al. Nosocomial Infections in US Hospitals. 1975-1976. Estmated frequency by selected characteristics of patients. Am J. Med 1981; 70: 947-959.

8)     Desforgues J. Management of urinary tract infections in adults. New Engl J. Med. 1993; 28 (18): 328-333.

9)     Bouza E., San Juan R., Muñoz P., Voss A., Kluytmans J. A European perspective on nosocomial urinary tracts infections I. Report on the microbiology workload, etiology and antimicrobial susceptibility. Clin. Microbiol. Infect. 2001. Oct; 7. (10): 523-31.

10)  Lundstrom T., Sobel J. Nosocomial Candiduria. Division of infectious Disease, Detroit Medical Center, Wayne State. University School of Medicine, Detroit USA. Clin. Infect. Dis. 2001. Jun. 1; 32 (11): 1602-7.

11)  Oliveira R. D., Maffei C. M., Martínez R. Nosocomial urinary tract infections by candida spcies. Hospital das clinicas, Faculdade de Medicina de Ribeirao Preto, Universidade de Sao Paulo. Rev. Assoc. Med. Bras. 2001. Jul. – Sep.; 47 (3): 231-5.

12)  Frank U., Daschner F. D, Schulgem G., Mills J. Incidence and epidemiology of nosocomial infections in patients infected with human immunodeficiency virus. San Francisco General Hospital, University of California, USA. Clin. Infect. Dis. 1997. Aug; 25 (2): 321-3.

13)  Mansur J. D., Gutierrez R. L., Wodovosoff J. Infecciones urinarias. Enfermedades Infecciosas. Vol. 2. 1998. 582-585..

14)  Lucet J. Outbreak of Múltiple Resistant Enterobacteriaceae in intensive care unit. Epidemiology and risk factores for adquisition. Clin. Infect. Dis.1996; 22: 430-436.

15)  Serrate G, Fontanals D , Canals M, Segura F, Nogueras A. Prevalencia de infección urinaria nosocomial en pacientes portadores de sondaje vesical. Medidas de control. Enferm. Infecc. Microbiol. Clin. 1992; 10 (supl 2):72.

16)  L` hospitalització de la població de més de 64 anys. CMBDAH. Butll Epidemiol Catalunya 1991; 12: 15-16.

17)  Hellstrom L., Ekelund P., Milsom I., Mellstrom D. The prevalence of urinary incontinence and use of incontinence aids in 85 year old men and woman. Age-ageing 1990; 19: 383-389.

18)  Knopf H. J., Funke P. J. Significance of bacterial prostatics colonization for nosocomial urinary tract infections after transurethral prostate resection. Urologe A. 2000. Sep.; 39. (5): 432-5.

19)  Wurtz R., Karajovic M., Dacumos E., Jovanovic B., Hanumadass M. Nosocomial infections in a burn intensive care unit. Division of Hospital Epidemiology, Cook County Hospital, Chicago Illinois, USA. Burns 1995 May; 21 (3): 181-4.

20) Manual Merck. Trastornos genitourinarios. Infecciones urinarias. 10 ed. 1999. Sec. 17. Cap. 227. Pág. 1891.

21) Butreau-Lemaire M., Botto H. Nosocomial urinary infections. Service d` urologie, CMC. Foch, Suresnes, France. Prog. Urol. 1997. Sep; 7. (4): 674-82.