DESNUTRICION OCULTA: Una nueva forma de desnutrición.
La
creciente incorporación de alimentos ricos en grasas o en azúcar en la dieta
habitual hace que se cubran las necesidades de energía y de proteínas, pero no
así las de vitaminas y minerales.(1)
Ciertos
hábitos de alimentación determinan un mayor riesgo en la aparición de
carencias específicas de vitaminas y minerales.
De
acuerdo a recientes publicaciones, llama la atención un problema nutricional
que es más frecuente en comunidades de mayor nivel socioeconómico: la
tendencia de la gente joven hacia la comida “chatarra”. Sumada a la dieta
habitual aumentan el riesgo de obesidad y si reemplazan a los alimentos pueden
provocar o agravar la deficiencia de micronutrientes.(2)
El
consumo de gaseosas, jugos artificiales, bebidas no carbonatadas muy ricas en azúcar,
como así también golosinas y snacks elaborados con dulces o cobertura, las
comidas rápidas (fast food) ricas en grasa en su elaboración o en su cocción,
los productos de copetín, conforman parte de la dieta habitual de los niños a
edades cada vez más tempranas.(3)
La ingesta de frutas está por debajo de los niveles recomendados. A
pesar de que el consumo de frutas y vegetales frescos ha aumentado en distintas
regiones del país en 1,3% (con variaciones del 1,75 al 2,3%), aún representa
un porcentaje bajo de las calorías totales disponibles en la dieta.(4)
Por otro lado, el consumo decreciente de leche puede llegar a ser un
problema. Se demostró que los niños hoy en día consumen un 16% menos de leche
que los niños de la década del 70. La leche es una fuente crucial de calcio,
como así también de numerosas vitaminas como la vitamina D y la riboflavina.
De hecho, la leche fortificada con vitamina D, es la principal fuente de esta
vitamina en los Estados Unidos.(5)
El término
"micronutrientes" se refiere a las vitaminas y los minerales que son
indispensables para el ser humano, que se necesitan en cantidades mínimas para
los diferentes procesos bioquímicos y metabólicos del organismo. El cuerpo
humano no puede sintetizar las vitaminas ni los minerales y, por tanto, se deben
obtener de los alimentos y en circunstancias especiales mediante la suplementación
de compuestos sintéticos. Estos nutrientes son parte esencial de enzimas y
proteínas que son vitales para el crecimiento físico y el desarrollo
cognoscitivo, el mantenimiento fisiológico y la resistencia a la infección.
Como los requerimientos diarios de vitaminas y minerales son relativamente pequeños
(microgramos o miligramos), se les denomina
"micronutrientes."
La
OMS y la UNICEF han definido al conjunto de carencias específicas de
micronutrientes, que se caracterizan por ser altamente prevalentes, como desnutrición o hambre oculta.
Estas carencias poseen un impacto sobre la salud y requieren de cierta
instrumentación para su diagnóstico.
La
más importantes y reconocidas son las deficiencias de hierro, de yodo y de
vitamina A. Aunque podrían considerarse también a otros micronutrientes
importantes para el desarrollo infantil, como por ejemplo el zinc, algunas
vitaminas del complejo B, tal como la riboflavina y el ácido fólico, y
probablemente los ácidos grasos esenciales. La desnutrición oculta constituye
la alteración nutricional más frecuente en Argentina, como así también en el
resto de América Latina.(6)
En
nuestro país el perfil de la desnutrición se ha modificado. La desnutrición
aguda (emaciación) ha disminuido y se concentra en “pozos” de marginalidad
y pobreza, mientras que la desnutrición oculta, cuyos ejemplos más claros los
constituyen las deficiencias de hierro y de vitamina A, afecta a una proporción
de la población infantil, que es por su condición biológica y por sus
necesidades nutricionales, el grupo más vulnerable.(7)
Mientras
que la desnutrición aguda afecta a algunos pocos, la desnutrición oculta
compromete el potencial de crecimiento y desarrollo de millones de niños en
todo el mundo.(8)
A
diferencia de la desnutrición aguda o emaciación, que aparece como
consecuencia de severos problemas sociales en las zonas más pobres de nuestro
país, o del retraso crónico de crecimiento que afecta principalmente a los niños
provenientes de sectores sociales más desprotegidos, la desnutrición oculta
afecta a toda la trama social, sin distinción de clases sociales ni regiones
geográficas.
En
los niveles de sociedad de mayor poder adquisitivo no suelen producirse
deficiencias vitamínicas graves. Sin embargo, el consumo de las vitaminas B1,
B2, B6 y C, en particular, tiende a ser marginalmente insuficiente en los países
industrializados, debido a hábitos alimentarios poco saludables y a la alta
elaboración de los productos.(9)
En
razón de que los micronutrientes participan en prácticamente todos los
procesos enzimáticos y de reacciones químicas a nivel celular, su carencia
determina que los signos clínicos sean sutiles e insidiosos. En general su
diagnóstico suele ser tardío, cuando existen síntomas que motivan su
exploración.
Los
síndromes de deficiencia nutricional que comprometen vitaminas y
micronutrientes evolucionan a través de tres estadíos: debido a que la mayoría
de los micronutrientes se almacenan en los tejidos, por tanto, una reducción
temporal en la ingesta se compensa mediante una disminución de los depósitos
corporales. El segundo estadío comprende alteraciones metabólicas sin síntomas,
mientras que la depleción grave producirá el estadío final con signos y síntomas
clínicos.(10)
Los
grupos más susceptibles de sufrir deficiencias de micronutrientes son los niños
pequeños, las mujeres de edad fértil y las personas de la tercera edad. De
acuerdo a estimaciones de la OMS entre 70 y 80 millones de mujeres y niños
sufren de deficiencias de vitamina A. Cada año casi medio millón de estos niños
sufre ceguera y dos tercio de ellos mueren después. La deficiencia de hierro
afecta a dos mil millones de personas.(11)
Esto
puede derivar en problemas de atención y de aprendizaje, irritabilidad, apatía,
síntomas que muchas veces se asocian a cuestiones psíquicas o emocionales y no
a motivos físicos concretos. Por eso, aunque es reversible si se detecta a
tiempo, en algunos casos esta forma silenciosa de desnutrición puede dejar
algunas secuelas.(12)
Aún
no se ha establecido la incidencia mundial de deficiencias de vitaminas del
complejo B, vitaminas C, D, E y de otros minerales, pero las deficiencias
marginales pueden ser bastantes extendidas en las poblaciones que no consumen
carne, leche o productos lácteos.(11)
Estudios
epidemiológicos muestran que existen deficiencias nutricionales de
micronutrientes en mujeres de edad fértil, de todos los grupos socioeconómicos
y de nivel educacional, lo que representa un problema de salud pública.
Algunas
deficiencias, mas el incremento de los requerimientos, no satisfechos durante la
gestación, se asocian con una mayor morbi-mortalidad materna y perinatal, con
impacto en el desarrollo ulterior del niño y potenciales consecuencias
intergeneracionales.(13)
NUTRICION E INMUNIDAD:
La
nutrición es pues un determinante de la respuesta inmune y la malnutrición es
la causa más común de inmunodeficiencia en el mundo. La desnutrición calórico-proteica
esta asociada con una alteración significativa de la inmunidad mediada por células,
la función fagocitaria, el sistema de complemento, las concentraciones de Ig A
secretoria y la producción de citoquinas. La deficiencia de nutrientes únicos
o aislados, a diferencia de la desnutrición calórico-proteica, también
resulta en una alteración de la respuesta inmunitaria, esto se observa aún
cuando la deficiencia es leve. Posee una importante influencia sobre la
respuesta inmune el zinc, selenio, hierro, cobre, vitaminas A, C, E, B6 y ácido
fólico.(14)
Las
necesidades de micronutrientes, especialmente aquellos relacionados con la función
inmunológica son mayores en la infancia, especialmente en los primeros años de
vida al ser más frecuente la exposición a procesos infecciosos. Las
infecciones aumentan las necesidades nutricionales como todo proceso catabólico,
pero además, aún las enfermedades banales determinan una disminución de la
ingesta habitual que contribuye a la aparición de desnutrición. El cuidado
alimentario en el período de convalecencia es importante para lograr una
adecuada recuperación nutricional.(15)
Las
infecciones, aún leves, poseen efectos adversos sobre el estado nutricional. La
importancia de estos efectos depende del estado nutricional previo, de la
naturaleza y de la duración de la infección, y de la dieta durante el periodo
de recuperación. Por otro lado, casi toda deficiencia de un nutriente, si es
suficientemente severa, alterará la resistencia a la infección.
Las
infecciones intercurrentes llevan a la disminución en la ingesta alimentaria.
Esto es un factor que precipitará deficiencias clínicas evidentes de cualquier
nutriente que ya se halla en una situación marginal.
Cuando
se presenta diarrea, fiebre o cualquier otro tipo de infección es una práctica
frecuente restringir la dieta, que se suma a la inapetencia.
Las
infecciones asociadas a la malabsorción son muchas: bacterianas, virales o
parasitarias. Puede ocurrir una malabsorción de vitamina A en enfermedades
febriles sistémicas. Según un trabajo publicado, niños con diarrea aguda e
infección respiratoria absorbían del 30 al 70% de la vitamina A ingerida. Se
ha observado una caída significativa en las concentraciones de esta vitamina en
niños con infección respiratoria aguda, en gastroenteritis y en sarampión,
volviendo a lo normal con la recuperación.(16)
La
desnutrición en los niños se asocia generalmente con deficiencias de vitaminas
y minerales específicos. Se ha reconocido en los últimos años las
consecuencias de las deficiencias de los micronutrientes que van desde una
alteración en la inmunidad y aumento del riesgo de enfermedades infecciosas,
hasta la muerte. Así la OMS, UNICEF y otras agencias internacionales han
preconizado la incorporación de micronutrientes como una forma de romper el círculo
desnutrición-infección.(17)
Las
condiciones ambientales pueden ser también causa de carencias específicas.
Cada vez resulta más evidente que los factores medioambientales tienen
repercusiones significativas en la salud y que algunos individuos presentan una
sensibilidad aguda o crónica a contaminantes ambientales. Dado que muchas vías
enzimáticas dependen de vitaminas, un estado vitamínico adecuado puede
contribuir a mejorar la eficacia del metabolismo xenobiótico y la capacidad
autoprotectora del organismo frente a los efectos de los nocivos
contaminantes.(18)
Se
ha demostrado que la exposición pasiva al humo del tabaco reduce las
concentraciones plasmáticas de vitamina C.(19)
Las
deficiencias de yodo o selenio ocurren en regiones que carecen de estos
minerales, afectando a toda la población. La carencia de hierro es mayor en
regiones donde la dieta es escasa en productos de origen animal.
En
Medio Oriente y en la Región Andina de América del Sur, se ha informado la
deficiencia de zinc. La pelagra y el beriberi se encuentran esporádicamente en
campamentos de refugiados y comunidades que sufren malnutrición severa.
Las
condiciones climáticas, las catástrofes, las malas condiciones higiénicas de
los alimentos, la preparación inadecuada, la cocción y el almacenamiento,
pueden reducir el aporte nutricional de los alimentos.(20)
Las
ventajas de la prevención de la desnutrición oculta radica en una mejor
calidad de vida de los niños y de su futuro como adultos. Esta prevención debe
ser considerada ya que el diagnóstico de las carencias específicas es por lo
habitual tardío y, por otro lado, de alto costo.
Se
proponen las siguientes estrategias para prevenir la desnutrición oculta:
v
La promoción de una dieta variada y completa con alimentos ricos en
todos los micronutrientes.
v
Contar con alimentos adecuadamente fortificados con las vitaminas y
minerales carenciales.
v
La suplementación con polivitamínicos y minerales. (21)
La
recomendación más fuerte de la OMS es una dieta que incluya los cinco
grupos de alimentos: lácteos y sus derivados (que aportan calcio y
vitaminas A y D); carnes, legumbres y huevo (que aportan proteínas y algunas
vitaminas); harinas y cereales (energía y algunas vitaminas); frutas y
hortalizas (vitaminas y fibra) y, en menor medida, grasas, aceite y azúcar
(aportan, básicamente, energía).(12)
Los
suplementos nutricionales, en ciertas fases de la vida, son la mejor y más económica
de las soluciones para eliminar riesgos en la población en general.
Se
debería educar a la población sobre los alimentos que contienen los
micronutrientes más importantes o mejor dicho, que vitaminas y minerales nos
proveen los alimentos. Debido a la dificultad para modificar los hábitos
nutricionales de la población, la mejor opción para proporcionarlos de manera
completa es mediante la fortificación de los alimentos industriales o mediante
la suplementación multivitaminica.
Es
importante destacar la situación nutricional materna, previa y posterior a la
concepción. Las mujeres deberían considerar el preparar a su cuerpo para la
concepción, mediante la reducción saludable del peso corporal y mediante la
ingesta de ácido fólico y de otras vitaminas, para cuando se presente el
momento del embarazo. La mujer debe continuar con la suplementación multivitamínica
durante toda la gestación y extenderla durante el período de lactancia. Así,
la maternidad segura tiene como objetivo la salud del feto en desarrollo, pero
para lograrlo, es necesario comenzar con una generación anterior, es decir con
la salud de la madre.
Un
estudio científico denominado Camden demostró que el uso de multivitamínicos
y otros nutrientes producen una disminución importante del riesgo de partos
prematuros y de recién nacidos con bajo peso.(13)
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