CEFALEAS.
2º parte.
Retomamos
el tema con las cefaleas por causas intraencefálicas no vasculares.
Cefaleas
intraencefálicas no vasculares: Este
es un grupo relevante por su etiología, causado por lesiones ocupantes de
espacio en la cavidad craneal que determinan el síndrome de hipertensión
intracraneal y también irritan directamente las estructuras sensibles del cráneo
por invasión, inflamación, tironeamiento y compresión. Por ello se llaman
también cefaleas por tracción o compresión. Sus causas son neoplasias
benignas o malignas, colecciones hemáticas o purulentas, granulomas y quistes.
Muchas se manifiestan por el síndrome de hipertensión intracraneal en el cual
la cefalea se acompaña por vómitos, bradicardia, hipertensión, costipación y
edema de las papilas ópticas. Desgraciadamente, a veces, este síndrome es de
aparición tardía o incompleto o no aparece, de modo que la cefalea adquiere la
mayor trascendencia como medio de sospecha diagnóstica. Estas no tienen
características propias que orienten hacia su etiología, pueden ser leves,
moderadas, intensas, localizadas o generalizadas o hemicraneales, constrictivas
o pulsátiles. Algunas particularidades pueden ser útiles para orientarse: a)
aparición en un paciente adulto o anciano que nunca sufrió cefaleas, b) en un
paciente que ha sufrido cefaleas en forma habitual, el cambio de las mismas en
los últimos tiempos es muy valioso (se vuelve más frecuente hasta ser contínua
y más intensa, apareciendo de noche, despertando al paciente o por la mañana
al levantarse o bien agravándose en esos horarios; los aumentos de la presión
intracraneal por la tos, estornudo, defecación así como los movimientos de la
cabeza las exacerban). La aparición de signos lesión focal neurológica así
como la observación en la oftalmoscopía de algunas alteraciones (la dilatación
de las venas retinianas con disminución de la pulsatilidad y/o el borramiento
de un segmento del borde de la papila) son elementos valiosos para el diagnóstico.
Las
cefaleas por meningitis cursan con fiebre, rigidez de nuca, signos Kernig y
Brudzinsky en un paciente con antecedentes de haber padecido poco antes un
cuadro de faringits, otitis o sinusitis. La hemorragia subaracnoidea se instala
luego de un esfuerzo, en forma brutal con intenso dolor de cabeza con irradiación
a la nuca y aparición del síndrome meníngeo. El absceso cerebral cursa con o
sin hipertensión endocraneal pero con fiebre y antecedentes de un foco séptico
como el de la meningitis u otra localización. En ambos procesos el dolor se
produce por inflamación de la leptomeninge, irritación de las raíces
nerviosas posteriores y por hipertensión intracraneal.
Otra
variedad de cefalea intraencefálica no vascular es la que aparece luego de una
punción raquídea o cisternal, es decir, por hipotensión intracraneana debido
a la fuga de LCR luego de haber extraído la aguja del espacio subaracnoideo por
la rigidez de la duramadre cuyo orificio no se contrae permitiendo que siga
saliendo el fluido cerebroespinal. Ello anula la flotación que experimenta
normalmente todo el encéfalo envuelto por las meninges con una capa de líquido
en su interior. Esto, a su vez, hace que que las estructuras sensibles (senos
venosos de la duramadre, arterias, venas y nervios sensitivos) queden
traccionadas produciendo el dolor. Suele aparecer unas pocas horas luego de la
punción, puede ser de tipo gravativo o pulsátil, de localización occipito
frontal o difusa, de intensidad variable, se intensifica con los esfuerzos, la
posición de sentada o de pié y se atenúa con el decúbito en Trendelemburg
(miembros inferiores y tronco más altos que el cuello y la cabeza). Para evitar
este cuadro un sujeto que es punzado debe permanecer en reposo en decúbito
dorsal durante varias horas. Si aparece el dolor debe hidratársele y administrársele
analgésicos comunes.
Una
causa de cefalea propia del anciano es la arteritis temporal de Horton
(diferente a la cefalea histamínica de Horton que ya explicamos en párrafos
anteriores). Esta es una enfermedad autoinmune, inflamatoria y granulomatosa con
células gigantes de la pared arterial, no solo temporal superficial sino también
de las arterias retinianas y masticadoras y otras ramas de la carótida externa.
El paciente que sufre esta enfermedad experimenta un dolor temporal con
irradiación frontal y parietal, de tipo constrictivo, punzante, terebrante o
pulsátil. Al examen se puede encontrar la arteria engrosada en forma irregular,
dolorosa y en zonas sin pulso. Cuando participan las ramas masticatorias el
paciente experimenta dolor masticatorio y debilidad del acto hasta quedar con
impotencia muscular. La complicación más grave es la obstrucción de las
arterias retiniana que pueden llevar a la ceguera. El mismo proceso pueden
sufrir las arterias musculares de las cinturas escapular y pelviana en que el
paciente aqueja dolor y debilidad muscular en hombros y zonas glúteas. El
cuadro se denomina polimialgia reumática y puede evolucionar aisladamente o
junto con la arteritis temporal. En ambas situaciones hay síndrome febril con
eritrosedimentación acelerada y moderada anemia. El diagnóstico se establece
con la biopsia de por lo menos dos cm. de longitud de la arteria tratando de
tomar una zona engrosada, dolorosa y/o sin latidos. Si el resultado es negativo
se obtiene una muestra de la arteria del lado opuesto. En caso de sospecha de
involucramiento de otras arterias de la carótida o vértebro basilar se debe
efectuar arteriografía. El tratamiento soberano es la corticoterapia
(prednisona 1 mg. x kg. de peso por día hasta remisión del cuadro y
normalización de los parámetros de laboratorio o por 4 semanas, momento en que
se reduce la dosis en 5 mg. semanales hasta llegar a 10 mg. por día y a partir
de allí se baja 1 mg. cada 3 semanas hasta suprimir la hormona. Todo esto para
evitar las recidivas).
De
las afecciones otorrinolaringológicas las sinusitis agudas y crónicas puede
causar dolor frontal, periorbitario o infraorbitario o en el vértex. Hay
antecedentes de rinorrea de diferente carácter con obstrucción nasal, fiebre,
dolor faríngeo con expectoración. La palpación o percusión sobre la pared
anterior del o los senos frontales y maxilares despierta dolor. Se puede
observar secreciones y costras en las narinas o secreciones en la pared
posterior de la orofaringe. La otitis media y la mastoiditis se manifiestan por
dolor en el oido que irradia a la zona temporal y a la zona mastoidea, son muy
intensos, pulsátiles o terebrantes. Las Rx. del cráneo para ver senos
paranasales y celdas mastoideas aportan datos diagnósticos al mostrar el
velamiento de sus cavidades.
Los
vicios de refracción del ojo (astigmatismo, hipermetropia, astenopía) y los
desequilibrios musculares que producen forias (estrabismo intermitente)
ocasionan cefalea por tensión de los músculos extrínsecos del ojo, incluso de
los músculos del cuello. Son cefaleas de grado variable, orbitarias con
irradiación frontal y a veces parietal, generalmente cuando uno fija la vista y
la mantiene prolongadamente para la lectura o ver TV o cine y más aún si
mantiene la cabeza en posición forzada. El glaucoma agudo o crónico produce
dolor en el globo ocular que se irradia a la zona periorbitaria, frontal y
temporal siguiendo el trayecto del nervio oftálmico o del maxilar superior. A
la palpación el ojo está duro. Se acompaña de náuseas y vómitos en la forma
aguda. La iridociclitis produce un dolor agudo con iguales características que
se exacerba con los movimientos y con la acomodación para la visión cercana.
Diversos
procesos dentarios pueden originar irritación de los nervios maxilar superior o
inferior y una neuralgia que sigue el trayecto de los mismos pudiendo simular
una cefalea. La observación de las piezas dentarias, su percusión con un
instrumento metálico despertando dolor y el estudio radiográfico aclaran el
diagnóstico. La artritis témpopromaxilar en las malas oclusiones bucales
pueden ocasionar dolor periauricular y temporal que aparecen o se intensifican
con la masticación y al palpar la articulación al desplazarla lateralmente.
Las
artrosis y artritis cervicales superiores (C1 a C3) u occipitoatloideas y las
inferiores pueden producir dolor en la parte superior de la nuca con irradiación
occipital, incluso a veces a la zona parieto frontal u orbitaria. El exámen
demuestra limitación de la movilidad activa y pasiva del cuello con dolor
durante las maniobras. Generalmente mejoran con kinesioterapia,
antiinflamatorios no esteroides y miorrelantes.
Las
neuralgias de los nervios craneales sensitivos se producen por irritación mecánica,
estructural, de los mismos o sus núcleos o sus vías de proyección o por
trastornos funcionales puros de causas desconocidas. Causan dolores de aparición
brusca, de muy corta duración, muy intensos, superficiales y que se localizan
en sus territorios de distribución. Pueden aparecer espontáneamente o
desencadenarse con la estimulación de puntos selectivos. Las más comunes son
la neuralgia del trigémino y del glosofaríngeo. Menos frecuentes son la del
suboccipital o de Arnold y la facial atípica.
La
neuralgia del V par, es la más importante. Es más frecuente en las mujeres y
suele comenzar después de los 60 años. Puede afectar cualquiera de las tres
ramas del nervio (oftálmico, maxilar superior y maxilar inferior) pero
predomina en las dos últimas.La mayoría de los casos son idiopáticos cuyas
causas no se conocen o no está probado que sean las reales atribuyéndose a
isquemia, inflamación u otros. Hay casos secundarios a lesiones demostrables
como compresiones tumorales, aneurismáticas o por malformaciones
arteriovenosas, irritación tóxico metabólica por diabetes, por procesos
dentarios u oculares, o por una placa de desmielinización protuberancial en la
esclerosis múltiple. Se caracteriza por dolores muy fuertes, de tipo
fulgurante, terebrante, cortante sobre el pómulo y mejilla llegando a la nariz
y labio superior, o bien sobre la mandíbula, dientes inferiores, mucosa yugal y
labio inferior, siempre unilateral sin pasar al lado opuesto, aparece de golpe,
generalmente durante la vigilia, dura unos pocos segundos y cede espontámente.
Suele ser desencadenado por el acto de hablar, masticar, lavarse la cara o
afeitarse. Luego de un tiempo variable puede extenderse a la rama oftálmica
cuando el dolor toma la órbita, ojo y párpado irradiando a la frente y sien.
Los accesos dolorosos repiten varias veces al día y así evolucionan durante un
tiempo variable de días, meses o años hasta que remiten totalmente por lapsos
también variables de meses a años. En la neuralgia esencial el exámen neurológico
es normal mientras que en la secundaria se puede encontrar hipo o anestesia en
las zonas de distribución de alguna de las tres ramas del nervio, arreflexia
corneal y maseterina o signos de lesión de vías largas o de núcleos de pares
craneales vecinos. Los estudios por imágenes deben aplicarse cuando existe
evidencias de organicidad o no se está seguro de tratarse de una forma idiopática.
La
neuralgia del glosofaríngeo es menos frecuente que la anterior (1 de c / 200
casos). En realidad afecta este nervio y el neumogástrico en virtud de tener un
origen compartido y anastomosar algunas de sus ramas. Reviste las mismas
características generales que la del V par, aparece en la misma edad y afecta a
ambos sexos por igual. Existe casos idiopáticos y secundarios (por irritación
de sus terminaciones en cánceres de faringe, laringe, laringitis y faringitis).
El dolor es episódico y localiza en la base de la hemilengua, hemivelo del
paladar y hemigarganta pudiendo propagarse a la mandíbula, oído y hemicuello.
Es de carácter fulgurante o desgarrante, de pocos segundos de duración y
reiterar varias veces al día. En virtud de transportar fibras parasimpáticas
puede acompañarse de bradicardia o síncope. Puede desencadenarse espontáneamente
o por la deglución, el hablar, bostezo, tos o sonarse la nariz.
La
neuralgia occipital de Arnold (formado por las ramas posteriores del 1º, 2º y
3º nervios cervicales) se caracteriza por un dolor con caracteres similares a
los anteriores, en la zona occipital y parte alta de la nuca que se propaga al vértex,
zona parietal y frontal llegando a veces a la órbita. El dolor es desencadenado
por los movimientos de flexoextensión o rotación de la cabeza o al caminar
taconeando, al andar en auto y pasar un bache o por posición forzada de la
cabeza. La compresión del punto de emergencia del nervio desde los planos
profundos al tejido subcutáneo a través de la aponeurosis (unión de los 2/3
internos con el 1/3 externo de la curva occipital superior) provoca o exacerba
el dolor. La tracción de la cabeza hacia arriba o la infiltración anestésica
del punto de emergencia del nervio calma el dolor. La neuralgia se debe a
artrosis, artritis, traumatismos y malformaciones de la articulación occipito
atloidea o atloido axoide o de la 2º con la 3º cervical.
La
neuralgia facial atípica se atribuye a dolor originado en el nervio vidiano y/o
ganglio esfenopalatino (que conducen fibras parasimpáticas para los ojos,
anexos y fosas nasales). Otros autores cree que existe liberación local de
mediadores vasoactivos (histamina, serotonina y bradiquinina) inducidos por la
vasodilatación de origen vegetativo. Produce episodios dolorosos en el piso
medio de la cabeza: zona orbitaria y malar con irradiación zigomática y
temporal, intensos, terebrantes o constrictivos, que aparecen de golpe, en
horario nocturno por lo general, duran alrededor de una hora y se acompañan de
congestión ocular, lagrimeo, obstrucción nasal y rinorrea. Aparece en la edad
media de la vida y predomina en mujeres. Es bastante parecida a la cefalea
histamínica o en racimos con la salvedad de que predomina en mujeres en lugar
de hombres.
Tratamiento
de las neuralgias: En el caso de la neuralgia trigeminal idiopática (la más
frecuente) el tratamiento de primera instancia es el farmacológico y la droga
de elección la carbamazepina, quien actúa reduciendo las descargas de las células
del núcleo sensitivo del nervio y/o reduciendo la velocidad de conducción a
través de las fibras centrales o periféricas. La dosis efectiva es de 400 a
800 mg. por día en varias tomas y que por el efecto sedante exige comenzar con
cantidades menores aumentando progresivamente en varios días a 3 o 4 semanas.
Se debe controlar mensualmente la hematopoyesis por el riesgo de aplasia
medular. En caso de fracaso se puede recurrir a la difenil hidantoina cuya
eficacia es menor pero a veces puede dar resultados cuando la primera no actúa.
Su mecanismo de acción es el mismo. La dosis es de 300 a 400 mg. por día con
las mismas pautas que la carbamazepina por los mismos efectos depresores del
sistema nervioso central. También puede producir hipertrofia gingival con el
uso crónico. Una alternativa para aumentar la efectividad de estas drogas es el
agregado de antidepresivos tricíclicos como la imipramina o la amitriptilina en
dosis de 75 mg. por día repartidas en tres tomas. En la neuropatía diabética
la vitamina B1: 100 mg. por día y la B12: 5.000 microgramos por día, ambas
preferentemente por vía parenteraldurante 15 días y luego oral por tres meses
junto con ácido tióctico, 600 a 1.200 mg. por día, orales. En caso de no
haber respuesta a la farmacoterapia, en las neuralgias severas, se consultará
con neurocirujano para aplicar la cirugía del nervio. En las neuralgias
secundarias además de la medicación antineurálgica sintomática se debe
aplicar el tratamiento especializado que corresponda.
En
la neuralgia del nervio glosofaríngeo se debe investigar minuciosamente
procesos patológicos de la base de la lengua, faringe o laringe pues su
existencia requiere la participación del especializado (otorrinolaringólogo y
oncólogo). En las neuralgias primarias los recursos farmacológicos son los de
primera elección y son los mismos que en las del trigémino solo que como
tienen menor efectividad, la carbamazepina debe usarse con una dosis mayor
(1.000 mg. por día). Si fracasan las drogas se indica la sección del nervio
que si bien suprime las crisis puede dejar como secuela disminución de la
sensibilidad, unilateral, en el 1/3 posterior de la lengua, velo del paladar y
faringe.
En
la neuralgia occipital los recursos prioritarios son la kinesioterapia
(masoterapia, tracción cervical y termoterapia profunda= ultrasonidos u onda
corta), los AINES y miorrelajantes (diazepan, pridinol, clorzoxazona,
carisoprodol). En segunda instancia, las infiltraciones del nervio de Arnold con
un anestésico y un corticoide de depósito y liberación lenta. En última
instancia se consultará al neurocirujano o al traumatólogo que indicaran
tratamiento inmovilizador con diversos dispositivos externos o quirúrgicos
(artrodesis).
En
la neuralgia facial atípica están indicados los antidepresivos tricíclicos
como preventivos.
Cefaleas
asociadas a enfermedades generales:
Diversas enfermedades sistémicas pueden cursar con cefalea, generalmente de
tipo vascular por vasodilatación inducida por liberación de diversos
intermediarios, tóxicos (como el CO), medicamentos, etc. Otras veces el dolor
es tensional por contractura muscular. La cefalea no adquiere la trascendencia
que en los grupos anteriores siendo una manifestación más del cuadro clínico
de la enfermedad causal, en pocas circunstancias puede obligar a un diagnóstico
diferencial con una cefalea por hipertensión intracraneal o síndrome meníngeo.
Causa frecuentes son las enfermedades febriles y la hipertensión arterial. En
el primer caso, se ve con frecuencia en la gripe u otras virosis de las vías
respiratorias superiores y faringits bacterianas. El dolor suele ser
constrictivo o pulsátil, moderado, a localización frontal con irradiación
hacia atrás, parietal u occipital, difuso y no hemicraneal, junto con ello
aparece el dolor faríngeo espontáneo y con la deglución, la congestión de
las fauces y pared posterior orofaríngea con o sin placas pultáceas y/o
adenopatías submaxilares. La otra etiología común es la hipertensión
arterial. La forma crónica, estable suele cursar muchas veces con cefaleas
occipitales constrictivas con propagación cervical y parietal, de aparición
matutina y que desaparecen con el transcurso del día. Muchas veces, aunque
coinciden con hipertensión arterial no se deben a ella sino a un mecanismo
tensional psicógeno o musculoesquelético cervical. Para atribuir el dolor a la
verdadera causa debe encontrarse lesión de algún órgano blanco (retina,
miocardio, riñón), descartar patología cervical y curar con la medicación
hipotensora. Otro dolor hallable en esta enfermedad es de la encefalopatía
hipertensiva en la cual el ascenso súbito de la presión arterial generalmente
debido a una vasoconstricción arteriolar generalizada vence los mecanismos de
regulación circulatoria en el cráneo (vasoconstricción arteriolar cuando la
presión dentro de ellas aumenta) creando edema cerebral e hipersecreción de líquido
céfalorraquídeo con la consiguiente hipertensión endocraneal. La cefalea es
intensa, pulsátil, parieto occipital con irradiación a la parte superior de la
nuca, náuseas y vómitos y eventualmente confusión mental o convulsiones. El
episodio se trata con alguna droga hipotensora por vía parenteral como
clonidina o clorpromazina junto con furosemida que además del reducir la presión
sanguínea reduce la intracraneal al disminuir el edema y la secreción del LCR.
Puede potenciar estos efectos la inyección i.v. de 8 mg. de dexametasona. La
intoxicación por monóxido de carbono se suele ver en personas que han
permanecido un tiempo hacinadas en lugares cerrados con escasa renovación del
aire, generalmente con humo de cigarrillo y que notan una sensación de peso
difusa en la calota craneal de intensidad variable que dura poco después de
suprimir la inhalación del aire viciado. El dolor puede yugularse con aspirina
o paracetamol.
Cefaleas
tensionales o psicógenas: Son
las más frecuentes en la práctica médica, incluso, que las vasculares. Se
originan en los músculos de la cabeza y cuello por un proceso de contracción
sostenida (contractura) que origina isquemia con liberación de diversos
metabolitos que producen estimulación de terminaciones nerviosas sensibles, por
un lado, y, por otro, vasodilatación reaccional con edema e infiltración
celular que perpetúan la inflamación vascular y perivascular. Afectan a las
personas jóvenes entre los 20 y 40 años, más frecuentes en mujeres que
hombres. En general afectan a individuos tensionados crónicamente, más
raramente con estados emotivos bruscos. Son de instalación paulatina, de
intensidad moderada, de tipo compresivo, generalmente en la bóveda craneal, más
bien contínuas, no pulsátiles, difusas o localizadas, suelen localizar en la
región occipital y de allí irradiar a la nuca y zona parietal. A veces a las
zonas temporales. Otras veces se ubican en la zona frontal y corren al vértex.
Aparecen a la mañana y van aumentando de intensidad a medida que transcurre la
jornada pudiendo desaparecer al atardecer o durar todo la vigilia y cediendo con
el sueño o el reposo. No suelen acompañarse de vómitos ni sufren la
influencia de la luz ni el sonido. El exámen revela limitación de la movilidad
del cuello y dolor a la palpación en los músculos de la bóveda craneal,
masticadores y laterales y/o posteriores del cuello. El exámen radiográfico
revela solo una rectificación de la lordosis fisiológica del cuello, no se ve
signos de artrosis, y las Rx. del cráneo y senos paranasales son normales. El
tratamiento supresivo incluye AINES con miorrelajantes combinados con sedantes y
kinesioterapia. El tratamiento de sostén es la psicoterapia. Debe evitarse la
ergotamina que suele venir incluida en varios preparados anticefaléicos y que
por tener analgésicos variados (aspirina, ibuprofeno, dipirona o paracetamol)
es usada asiduamente creando un cuadro de dependencia. Por la misma razón debe
evitarse los opiáceos como la codeína y el propoxifeno.
Orientación diagnóstica: Para cumplimentar uno de los objetivos enumerados al comienzo de este
escrito (nº 3), es importante valorar la importancia de la cefalea. El primer
paso es una anamnesis minuciosa. Hay que ver si el paciente padece una cefalea
aguda o si se trata de una forma crónica, recurrente. Los dolores agudos, sin
antecedentes previos, orientan hacia una hemorragia subaracnoidea o un proceso
expansivo intracraneal mientras que un paciente que padece crónicamente el
proceso es sospechoso de padecer una migraña o una cefalea tensional. En lo
referente a la edad de comienzo, los jóvenes llevan la sospecha a una cefalea
vascular y la presentación después de los 60 años es característica de la
arteritis temporal pudiendo también tratarse de una neoplasia craneal o de una
patología del raquis cervical. Si se trata de una mujer es más probable que
una cefalea vascular sea causada por hemicránea y si se trata de un hombre que
lo sea por la forma en racimos o acuminada. La existencia de antecedentes
familiares de cefaleas recurrentes existe en las cefaleas vasculares. Debe
preguntarse taxativamente acerca de la influencia de la mestruación de ingestión
de anovulatorios o drogas vasodilatadoras (migrañas), si sufrido una punción
lumbar o traumatismo craneal o si hay antecedentes de patología
otorrinolaringológica, ocular o dentaria. A continuación debe estudiarse las
características del dolor. En general, y sin ser absolutos, un dolor pulsátil
es más de una cefalea vascular aunque las de los tumores cerebrales pueden
también serlo mientras que el dolor psicógeno es de tipo constrictivo y contínuo
mientras persista. Un dolor instantáneo, fulgurante puede deberse a una
neuralgia. La localización e irradiación a un hemicráneo pertenece a la
jaqueca. Un dolor ocular puede ser debido a migraña común, cefalea en racimos,
neuralgia del trigémino, glaucoma, sinusitis. Las cefaleas frontales se deben a
arteritis temporal, tensionales, tumores supratentoriales. Las temporales pueden
serlo por arteritis temporal, problemas óticos. Los dolores occipitales, pueden
indicar hemorragia subaracnoidea, meningitis, artropatía cervical, tumores
infratentoriales. En cuanto a la duración y evolución, las cefaleas de
instalación brusca, luego de un esfuerzo se puede ver en la hemorragia
subaracnoidea, la de las lesiones expansivas de crecimiento progresivo se
instalan en forma solapada y van intensificándose paulatinamente y durando cada
vez más hasta ser contínuas. Puede despertar al paciente como la cefalea
acuminada o la hipertensiva mientras que la hemicránea puede ceder con el sueño.
En los tumores, la maniobra de Valsalva y determinadas posiciones de la cabeza
agravan el dolor. Las cefaleas vasculares evolucionan por brotes, diarios o
semanales, y luego desaparecen por tiempo variable. La cefalea tensional aparece
poco o mucho luego del despertar y va aumentando con el transcurso del día para
llegar al máximo a la noche suele ceder con el sueño. La sintomatología
acompañante puede aportar datos de interés. Por ejemplo los escotomas
centelleantes 15 minutos antes del dolor se ven en la migraña clásica. El
lagrimeo con rubicundez ocular, obstrucción y descarga nasal aparecen en la
cefalea histamínica de Horton. La existencia de síntomas depresivos o ansiosos
deponen a favor de la variedad psicógena. Si hay fiebre, debe descartarse
meningitis, encefalitis, enfermedades extracraneales sistémicas (gripe u otras)
y arteritis temporal de Horton. La pérdida de la agudeza visual es de la misma
etiología. Los antecedentes de tabaquismo y de tos con expectoración crónica
se puede deber a hipercapnia por insuficiencia respiratoria.
En
el examen neurológico debe buscarse signos meníngeos y de focalidad. Recordar
que una artropatía cervical severa o con mucho dolor puede manifestarse por
rigidez de nuca que confunde el cuadro. Los signos focales indican lesiones
expansivas pero también se pueden ver en migrañas acompañada o complicada. El
exámen debe continuar con la palpación y auscultación de la cabeza. En caso
de tumores del esqueleto se los puede palpar. En la arteritis temporal se
encuentra una arteria temporal engrosada, sin pulso y dolorosa. En las
malformaciones arteriovenosas se puede escuchar soplos sobre el cráneo. La
exploración continua con la palpación y percusión de las proyecciones de los
senos frontales y maxilares, la percusión de las piezas dentarias con un objeto
metálico, la observación de las narinas y orofaringe, la medición de la tensión
arterial, la observación del color de la piel (cianosis en la EPOC y coloración
rojo vinoso con abundante vasos finos en la policitemia vera) y la semiología
respiratoria.
A
continuación debe efectuarse un examen de fondo de ojo que nos aportará
evidencias de hipertensión intracraneal y de retinopatía hipertensiva.
En
caso de signos focales y edema de papila con cefaleas agudas en que no surge
claramente su diagnóstico está indicado efectuar TAC del cerebro. La punción
lumbar se efectuará luego de la oftalmoscopía una vez descartado edema de
papila es casos de cefalea aguda y síndrome meníngeo. En casos de indicios de
que la cefalea sea craneal extraencefálica se requerirá la colaboración del
ORL, oftalmólogo, odontólogo, y se solicitará Rx. cervical y del cráneo.
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