EL PREGUNTON
P. Freire a quien pertenece la cita, sostenía entre otras tantas verdades la necesidad de defender la curiosidad, pero teniendo presente que el dialogo no invalide la narración y remarcando la necesidad que docentes y alumnos se asuman como seres epistemológicamente curiosos. Como vemos expresa una forma novedosa un concepto milenario.
Estos y otros conceptos del educador brasileño conservan absoluta vigencia. Nosotros durante muchos años de docencia hemos podido comprobar que existe una profunda dificultad para enunciar preguntas, lo que nos ha servido de estimulo para que utilicemos a las mismas como una estrategia educativa de amplio espectro.
Ejercitar la formulación de preguntas entre otras tantas virtudes, nos permite a los docentes un instrumento mas de evaluación formativa grupal e individual y nos ayuda a todos transitar la brecha desde la curiosidad intuitiva a la curiosidad epistemológica. Debemos tener presente que no pocos son los problemas importantes que comienzan con una pregunta de apariencia inocente.
En la VI Cátedra de Clínica solicitamos a los alumnos a que nos formulen preguntas por escrito habitualmente en forma anónima y en oportunidades, aunque con mucha menor frecuencia en forma nominada.
La pretensión es que cada uno redescubra su capacidad de realizar preguntas y la importancia que merecidamente se le concediera desde el comienzo de la civilización occidental. Recordemos que al eterno Preguntón esta costumbre le costo la vida, so pretexto de que sus preguntas pervertían a la juventud griega de aquellos tiempos. Hoy a primera vista, aparentemente, no existe ese riesgo.
Ya de vuelta a nuestra época, debemos reconocer que existe una fuerte aprensión a preguntar, esto obedece a distintos motivos y el peligro si bien no es vital tiene como consecuencia levantar una barrera al espíritu curioso. Es a este último, verdadero motor del aprendizaje, que debemos apelar si pretendemos avanzar.
La curiosidad se expresa de múltiples maneras, pero las preguntas de los cómos y de los porqué, son las que marcan el comienzo de una dialéctica de conocimiento que necesariamente debe ser continua y de ser posible auto generada.
Es evidente que no todas las preguntas no tienen el mismo valor, pero lo que si no es tan evidente, es como clasificarlas. Una manera sencilla aunque no la única de solucionar este inconveniente es utilizar la taxonomía de Bloom: descripción, comprensión, aplicación, análisis síntesis y evaluación. Cada uno de estos conceptos claves tiene una cantidad de sinónimos que convendría revisar y tener en cuenta.
Es oportuno aclarar que existen distintas dimensiones para cada uno de los niveles de esta taxonomía, ya que es fácil visualizar que no todas las definiciones, aplicaciones, análisis, etc. nos significan el mismo esfuerzo intelectual.
Pero las cuestiones formales de las preguntas no se agotan con estas breves consideraciones, debemos tener fundamentalmente en cuenta lo que refiere al presupuesto de las mismas. El presupuesto es una afirmación inherente a una de las posibles respuestas, una proposición necesaria, que representa algo a lo que estamos comprometidos y que debemos satisfacer si pretendemos formular la pregunta.
Se hace fácil colegir que preguntar, implica un ejercicio intelectual, una actividad de musculación cerebral y como tantos otros ejercicios a veces puede ser difícil y doloroso. Esta actividad esta íntimamente relacionado con los distintos grados de abstracción que seamos capaces de alcanzar. Un subproducto importante y obligado es el hecho que cuando más conocemos un determinado tema, se nos hace más necesario y posible replantearnos determinados puntos o temas a los que previamente no habíamos reconocido como problemáticos.
Recordemos el papel que atribuye D. Aususbel a las preguntas al expresar que; Si tuviese que reducir toda la sicología educativa a un solo principio, enunciaría este: el factor más importante que influye en el aprendizaje es lo que el alumno ya sabe. Averígüese esto, y enséñese consecuentemente
El incremento progresivo del nivel y dimensiones con que formulamos nuestras preguntas, nos esta revelando lo que anteriormente no podíamos hacer, debido a que no teníamos los presupuestos para hacerlo. Este logro se ha dado en llamar innovación conceptual.
Creo que se nos va haciendo mas claro y distinto entender, que no siempre estamos habilitados para preguntar, como también se hace evidente que la ilegitimidad de hacerlo, surge inevitablemente de la ausencia de presupuestos validados. Nuestra tarea intelectual sea como alumnos o docentes deberá esforzarse para reconocer los limites de lo impreguntable y de lo incontestable, resolviendo las preguntas sobre la base de nuestros conocimientos sea para contestarlas o no consintiéndolas.
La ciencia es un movimiento dialéctico permanente de preguntas y respuestas, paradójicamente ella también es la encargada de eliminarlas.