El jueves 11 de septiembre comenzó con la misma energía vibrante del día anterior, pero con un aire distinto: las charlas de pasillo ya no eran presentaciones tímidas entre colegas, sino saludos cálidos, anécdotas compartidas y la sensación de que la comunidad académica se estaba consolidando dentro del congreso.
La jornada abrió con una mesa redonda sobre redes sociales y profesionalismo en estudiantes de salud, un tema que generó especial interés entre los más jóvenes, quienes debatieron con entusiasmo sobre cómo equilibrar la identidad digital con la responsabilidad profesional. Mientras tanto, otros espacios se poblaron con talleres de inteligencia artificial aplicada a la docencia médica y realidad aumentada en la enseñanza de la anatomía, que despertaron admiración por el cruce entre tecnología y pedagogía.
Los pasillos se llenaron de pósters y presentaciones que transformaban cada rincón en una especie de feria del conocimiento, con grupos que se detenían a escuchar a los expositores y hacían preguntas que derivaban en charlas espontáneas. En paralelo, la Jornada de Arte y Medicina ofrecía un respiro sensible, uniendo dos mundos que pocas veces se encuentran pero que en el CAEM hallaron un espacio común.
La mañana avanzó con mesas redondas de gran riqueza, como la que abordó la transición entre grado y residencia, y talleres que tocaron temas tan diversos como la salud mental universitaria, el rol de las creencias docentes en el aprendizaje o la necesidad de pensar la extensión desde una mirada interdisciplinaria. Hubo momentos intensos, como en el taller de primeros auxilios psicológicos para docentes, donde las experiencias personales dieron un matiz humano al debate.
El receso del mediodía permitió renovar energías, y la tarde trajo consigo un abanico de propuestas igual de enriquecedoras. Las mesas redondas sobre evaluación en medicina y formación integral de estudiantes dejaron preguntas abiertas y debates encendidos, mientras los talleres prácticos se centraron en simulaciones, comunicación efectiva y el delicado tema del suicidio en profesionales de la salud.
El día cerró con un momento especial: la Cena de Decanos, donde autoridades académicas de distintas universidades del país compartieron experiencias, visiones de futuro y un espacio de camaradería que reforzó los lazos institucionales.
El segundo día del CAEM 2025 dejó la impresión de un congreso vivo, donde la innovación pedagógica se cruzó con la reflexión crítica y, sobre todo, con la construcción de vínculos humanos. Más que un evento académico, se sintió como una comunidad en movimiento, tejiendo aprendizajes y amistades que trascienden el aula.