Sandra Toribio
Solo le quedan algunas materias que piensa aprobar a finales de este año para cumplir su sueño.
Sandra Toribio, estudiante del quinto año de la carrera de medicina de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), proveniente de la comunidad Wichi en la provincia de Formosa, comparte su experiencia en el camino hacia convertirse en profesional de la salud.
Esta noticia no solo es un logro personal para ella, sino también un hito importante en el camino hacia la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación para comunidades indígenas en Argentina.
Sandra nació en Ingeniero Suárez, una ciudad situada en el oeste de la provincia de Formosa, a unos 460 km de la capital formoseña, con una población de aproximadamente 16,000 habitantes, de los cuales 5,000 pertenecen a las etnias toba y wichi.
Realizó su educación secundaria en la escuela Dr. Mariano Moreno de la misma ciudad, «donde asiste gente de ascendencia no indígena», aclaró. Luego de 2 años de graduarse de este nivel, decidió seguir la carrera de medicina, ya que en un principio «quería ser maestra jardinera, pero por razones del destino, tuve la oportunidad de venir y acceder a una Universidad Pública», subrayó emocionada.
Nada fue fácil para ella, debido al traslado, el desarraigo, la convivencia y la adaptación a un lugar con costumbres y un idioma diferente al de su comunidad indígena de origen. «No es lo mismo conversar con mi familia en nuestro idioma que tener que adaptarme a un nuevo entorno», dijo.
Sabía que el camino sería arduo, pero con el apoyo de su familia y el buen acompañamiento que recibió en la facultad de medicina, se mantuvo enfocada en alcanzar su objetivo.
Una vez que obtenga su título de médica, Sandra sueña con regresar a su lugar de nacimiento y compartir sus conocimientos con la comunidad Wichi, al igual que lo hace su padre, quien es enfermero, trabajando en salud intercultural junto con otras personas que no tienen un título universitario pero sí poseen conocimientos basados en experiencias ancestrales, como las parteras y los hueseros, por así decirlo, dentro de las comunidades.
También nos comentó acerca de su actividad docente en la Facultad: «Ingresé en 2019 y pude aprobar todo el primer año. A partir de ahí, comencé a hacer docencia porque me encanta», señaló.
Sandra está a solo unos meses de completar su carrera y convertirse en médica, un logro que no solo cambiará su vida, sino que también tendrá un impacto significativo en su comunidad y en la región en general.